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Timoshenko rompe su silencio acusando de fraude a Yanucovich

Tras un silencio de seis días, la primera ministra de Ucrania, Yulia Timoshenko, denunció que hubo fraude en las elecciones presidenciales y adelantó que acudirá a los tribunales. Los observadores internacionales, sin embargo, calificaron el proceso electoral de libre y justo.

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A la primera ministra y candidata derrotada en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Yulia Timoshenko, le ha costado casi una semana reaccionar después de que el pasado lunes convocase una rueda de prensa de valoración, que finalmente canceló.

Ayer, en un mensaje difundido en su página en internet, afirmó tener pruebas que demostrarían el fraude cometido por su rival y presidente electo, Viktor Yanukovich. «Lo quiero decir muy claramente. No es nuestro presidente. Pase lo que pase en el futuro, nunca será el presidente de Ucrania elegido legítimamente», insistió.

Aseguró que acudirá a los tribunales para impugnar los resultados, pese a que los observadores internacionales valoraron positivamente la jornada electoral, calificándola de «libre y justa». «Con argumentos jurídicos como fundamento defenderé nuestro Estado, vuestra elección», dijo.

Timoshenko sostuvo, sin embargo, que no organizará protestas en las calles tal como hizo en 2004 durante la llamada «Revolución Naranja». «No permitiré protestas públicas», aclaró.

Este anuncio se produce después de que el jueves el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamase a Yanukovich para felicitarle por su victoria.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, el de la UE, Heman Van Rompuy, y el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, también le enviaron notas de respaldo, aumentando la presión para que la todavía primera ministra y, en su día, favorita de los mandatarios occidentales admita su derrota.

La posición adoptada ahora por la comunidad internacional y, en especial, por sus antiguos defensores, podría obstaculizar la estrategia de Timoshenko, que, según la prensa ucraniana, tendría como objetivo quitarle legitimidad a la victoria de Yanukovich e impedir a algunos de sus partidarios que se unan al campo rival. «En la cultura política ucraniana, reconocer su derrota es un signo de debilidad», declaró a la AFP el politólogo Dmytro Vydrine, ex asesor de la primera ministra.

«Si se hubiera declarado perdedora, aceleraría el proceso de desintegración de su fracción», destacó Volodymyr Fessenko, del centro de estudios Penta.

Tan pronto como se conocieron los resultados de las elecciones, Yanukovich, que obtuvo el 48,95% de votos, le pidió que renunciara a su cargo, pasando así a la oposición.

«El país no necesita una nueva crisis», remarcó en una de sus primeras comparecencias como presidente electo.

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