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VANCOUVER 2010 Juegos Olímpicos de Invierno

Defago logra la victoria de su vida en el descenso del retraso

El «otro Didier» se corona campeón olímpico en el territorio de los «crazy canucks» por delante de Svindal y Miller, dos pesos pesados del esquí alpino. El donostiarra Paul de la Cuesta concluye en el puesto 51 en su debut en unos Juegos Olímpicos de invierno.

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Y al final hubo descenso, pese a que su celebración se hizo de rogar. Las perspectivas no eran las mejores. Las constantes lluvias y las elevadas temperaturas de los días previos, que llegaron a rozar los diez grados, afectaron a la calidad de la nieve y obligaron a aplazar la carrera en un principio prevista para el sábado. Prácticamente sin referencias, por la suspensión de uno de los entrenamientos y sin poder completar el otro, los 64 esquiadores se lanzaron a través de los 3.105 metros de longitud, con salida a 1.678 metros y un desnivel de 853 para alcanzar en algún caso los 109 kms/h.

La organización trabajó a destajo intentando paliar los efectos de la humedad y salvo alguna salida de pista y algún voluntario despistado, la prueba transcurrió sin incidentes.

Mandaba Bode Miller, que puso la primera referencia seria y aguantó sonriente y en cabeza la bajada de una decena de rivales. Justo hasta que llegó el noruego Svindal, y apeó al estadounidense del liderato. Didier Defago terminó por desbancar a los dos. En un minuto, 54 segundos y 31 centésimas consiguió la victoria más importante de su vida por delante de dos campeones de prestigio, ambos ganadores de la Copa del Mundo.

Defago se convirtió así en el tercer campeón olímpico suizo de descenso, después de Bernhard Russi, en Sapporo'72 y Pirmin Zurbriggen, en Calgary'88. Eufórico e impecable, sintió al momento la cercanía del oro. «Estoy muy contento, fue una carrera loca. Realmente quería ir a casa con una medalla. Después de tres Juegos Olímpicos y muchos campeonatos, creo que mi experiencia ha marcado la diferencia», matizó.

Defago le robó el protagonismo a su compatriota y tocayo Didier Cuche -plata en el supergigante de Nagano-, que partía como el teórico hombre a batir, a pesar de esquiar con el pulgar derecho roto en el que porta una placa y siete tornillos.

Decepción local

Peor le fue a Canadá, que esperaba mucho, en especial de Manuel Osborne-Paradis -que tiene casa en Whistler- llamado a glorificar en su patria a los crazy canucks el grupo de alocados canadienses que cuestionó el dominio europeo en la prueba reina en los años 70. Uno de ellos era Dave Murray, fallecido hace veinte años, y que da nombre a la pista donde ayer ganó Defago. Osborne falló y no entró si quiera entre los quince primeros. Mantuvo más o menos el tipo Erik Guay, que tras ser cuarto en Turín (en súper), volvió a estar cerca del podio, pero se tuvo que conformar con el quinto puesto final.

Bode Miller dijo su primera palabra. El esquiador de New Hampshire obtuvo la primera de las cinco medallas a las que aspira en Vancouver, aunque fuera de bronce. Hoy podría atrapar en la supercombinada uno de los pocos títulos olímpicos que se le resisten en su envidiable colección con permiso de los croatas. «No quiero sonar arrogante, pero los supercombinada es muy fácil para mí. Si ando a mi nivel de esquí, es raro que no esté en el podio. No hay muchos que ganan tanto en eslalon como en descenso», asegura el doble medallista de plata en eslalon gigante y la super combinada en 2002.

De la Cuesta: «Espero lograr mejor resultado en el gigante»

Paul de la Cuesta debutó en unos Juegos Olímpicos ayer en el descenso, disputado en Whistler y en el que se impuso el suizo Didier Defago. El esquiador vasco, de 21 años, pretende coger experiencia y acabó la prueba en el puesto número 51, a cinco segundos y medio del flamante campeón olímpico. Con el dorsal número 49 llegó a meta sonriente, pese a que confiaba en una clasificación algo más agradecida. Nada más cruzar la meta así se lo manifestó a uno de los periodistas de la Agencia EFE «espero bastante mejor resultado en el gigante».

«Estoy contento, porque ésta ha sido mi primera prueba en mis primeros Juegos Olímpicos, pero cometí un par de errores que me hicieron acabar más atrás de donde hubiera podido estar. Pero ya no tiene solución, porque estoy aquí, en línea de meta, e igualmente estoy contento», comentó el deportista donostiarra.

«Ha sido un descenso técnico, muy difícil, pero me ha gustado, con un par de saltos que te sacan la adrenalina. Ha sido bonito y espectacular», explicó De la Cuesta.

«En las siguientes pruebas espero mejorar, cometer menos errores. Sobre todo en el gigante creo que puedo hacer mucho mejor papel», declaró animado.

«Este año he hecho buenas mangas y sólo me falta doblar y completar dos mangas buenas en la misma prueba», comentó el guipuzcoano, que está encantado con su participación olímpica y pretende disfrutar con la experiencia. «Me gusta todo: el ambiente, la Villa Olímpica, la prueba de hoy -por ayer-... todo es apasionante y muy bonito», apuntó De la Cuesta.

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Bilodeau da a Canadá el primer oro como anfitrión

Alexandre Bilodeau logró en la prueba de baches de esquí estilo libre la primera medalla de oro de la historia para Canadá como anfitrión en unos Juegos Olímpicos. Canadá no sumó ningún título en los de verano de Montreal'76, ni en los de invierno de Calgary'88. En los primeros ganó cinco platas y seis bronces y en los segundos, dos segundos puestos y tres terceros. A sus 22 años, el esquiador de Montreal completó una final espectacular.

Loch se corona campeón de luge en la pista maldita

El alemán Felix Loch, de 20 años, se proclamó campeón de luge y destronó al italiano Armin Zoeggler, de 36, y ganador del oro en las dos últimas citas que ayer fue bronce. Loch venció con 679 milésimas de ventaja total sobre su compatriota David Moeller, de 28, y que completó el doblete germano. La juventud se impuso a la veteranía en una pista recortada en 176 metros por el accidente que el viernes costó la vida al georgiano Kumaritashvili.

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