Las protestas realizadas ayer por los maquinistas de los ferrocarriles belgas por el choque de trenes que el lunes se saldó con la muerte de 18 personas cerca de Bruselas bloquearon desde primera hora de la mañana los depósitos de convoyes de varias ciudades de Valonia y provocaron fuertes perturbaciones en el tráfico ferroviario, según informaron medios locales. Las protestas se enmarcaron en el contexto de la huelga que los maquinistas iniciaron de forma espontánea para denunciar sus condiciones de trabajo.

La compañía estatal de trenes (SNCB) informó de que el 85% de sus instalaciones en la región sur de Valonia se vieron afectadas de una u otra forma por la huelga.

Los conductores de trenes denuncian la degradación de sus condiciones laborales que, aseguran, pueden dar lugar a accidentes como el ocurrido el lunes en Halle (suroeste de Bruselas), según la agencia Belga. Los principales sindicatos afirmaron no haber sido informados de la acción, pero expresaron su comprensión ante las protestas realizadas en reacción al siniestro.

Sistema de frenado automático

Mientras, el administración delegado de la sociedad que gestiona la red ferroviaria belga, Luc Lallemand, que afirmó la noche del lunes que la catástrofe «se podría haber evitado» si los dos trenes que colisionaron hubiesen contado con el sistema de frenado automático, precisó ayer sus palabras.

Según Lallemand, con el mecanismo de frenado el nivel de seguridad «habría mejorado», aunque no necesariamente se habría evitado el choque.

Este sistema de frenos, con el que contaba sólo uno de los convoyes, está previsto que esté instalado en todos los trenes del país en 2013 para evitar que pue- dan superar semáforos en rojo.

Aunque no se han confirmado las causas del accidente, las autoridades señalaron el lunes que el siniestro podría haberse producido al haber ignorado uno de los trenes el semáforo.

Ayer, la prensa dedicó multitud de páginas al accidente y algunos diarios se han lanzado a denunciar la situación de seguridad de los ferrocarriles.

El tráfico de trenes desde el Estado francés a Bruselas permaneció ayer suspendido por segundo día consecutivo como consecuencia del accidente, para permitir que continúen los trabajos en el lugar del siniestro.

La huelga espontánea de los maquinistas de Valonia complicó aún más la ya gravemente perturbada circulación ferroviaria.