VANCOUVER 2010
Vonn y Mancuso firman un doblete estadounidense en el descenso femenino
GARA | VANCOUVER
La estadounidense Lindsay Vonn se hizo con el oro olímpico en el descenso femenino por delante de su compatriota Julia Mancuso, mientras que la austriaca Elisabeth Görgl completó el cajón con el bronce. Nada más cruzar la meta, y a pesar de que sus principales rivales aún no habían salido, Vonn estalló de alegría.
La líder de la Copa del Mundo, gran favorita en esta prueba tras tres años de reinado absoluto, sabía que a sus 25 años había conseguido el título supremo, el único que faltaba en su colección. «Estoy viviendo uno de los momentos más increíbles de mi vida. Cuando he cruzado la línea y he visto mi nombre por delante del de Julia, ha sido una inmensa emoción», declaró.
Al término de una carrera perfecta, la esquiadora de Park City aventajaba en más de medio segundo a Mancuso, campeona olímpica de gigante en 2006 y que ya había hecho estallar el crono un poco antes.
Su gran rival y amiga, Maria Riesch, era la única que podía inquietar a la campeona de Minnesota. Pero la alemana, que venía de ganar el descenso de St.Moritz (Suiza) -el único que no se anotó Vonn esta temporada-, no tuvo su mejor día y concluyó octava.
Como en todas las pruebas de un día, no faltó quien se jugara el todo por el todo, a riesgo de terminar por los suelos. Fue el caso de la sueca Anja Pärson, bronce en descenso en 2006 y que peleaba por el podio cuando se desequilibró en el último salto, aterrizando sobre su espalda 60 metros más adelante.
La suiza Dominique Gisin puso el grito en la garganta de los aficionados cuando falló también en la recepción del salto final, rebotando sobre la nieve mientras perdía los esquíes, que salían disparados. La rumana Edith Miklos sufrió una violenta caída y, aunque se levantó por su propio pie, cojeaba ostensiblemente, por lo que fue evacuada en helicóptero a un centro hospitalario.
La anécdota la protagonizó la francesa Marion Rolland, que se cayó de costado... dos metros después de la salida.