El escándalo generado por la operación del Mossad israelí contra un dirigente de Hamas en Dubai llega en un momento crucial para los defensores de los derechos del pueblo palestino de todo el mundo, pero muy especialmente de Europa. No cabe duda de que, una vez descubierta la utilización por parte de los servicios secretos israelíes de pasaportes de países europeos para aplicar su particular «ley del talión», hay que exigir a los gobiernos de esos países y a las autoridades europeas que impongan sanciones a los mandatarios israelíes y que dejen de lado su política de colaboración con el régimen de Tel Aviv. A esto se suman las posibles acciones legales para cuando esos mandatarios pisen suelo europeo. Pero lo más importante es que este caso puede ayudar a desenmascarar la política de aniquilación programada por los políticos sionistas para con los ciudadanos palestinos. En el caso de alguno de los países implicados, especialmente Gran Bretaña, el boicot a los productos israelíes puede afectar seriamente a las exportaciones de ese país. Paradójicamente, con este escándalo podría conseguirse en algunos sitios el impacto social que no se logró tras el genocidio perpetrado en Gaza. Por último, en clave interna, hay que señalar que a ojos de los palestinos este caso desprestigia aún más a al-Fatah y refuerza a Hamas, que ya denunció la implicación de Israel en la muerte de su militante.