En las previsiones meteorológicas se indica el viento que puede haber en un determinadolugar mediante una serie de adjetivos que definen su velocidad. Se dice que va a estar en calma cuando se calcula que se moverá a 5 k/h o menos, flojo entre 6 y 20 km/h, moderado entre 21 y 40 km/h, fuerte entre 41 y 70 km/h, muy fuerte entre 71 y 120 km/h y huracanado cuando se espera que sople a más de 120 km/h. También se suele detallar si se esperan rachas o «picos» de velocidad superiores a la velocidad media.

El nombre de esos vientos viene dado por la dirección de la que provienen, por su «región» de origen. Así podemos hablar de viento de norte, del noreste, del este, del sureste, del sur, del suroeste, del oeste y del noroeste. Ocho lugares de procedencia que si los situamos sobre un pequeño diagrama en forma de estrella pondrán antes nuestros ojos lo que se conoce como la Rosa de los Vientos.

El viento, que no es otra cosa que aire en movimiento con respecto a la superficie terrestre, suele aparecer representado en los mapas mediante unas flechas que llevan unas pequeñas líneas adosadas. Con la parte trasera de la flecha (la opuesta a la punta) se nos indica de dónde viene y con las líneas, la velocidad a la que llegará. Una sola línea quiere decir que soplará un viento flojo; dos líneas, moderado; tres líneas, fuerte; cuatro líneas, muy fuerte; y si aparece dibujada una especie de pequeña banderita es que se esperan vientos huracanados.

Por sus consecuencias físicas (nos puede tirar) y térmicas (sensación de frío), cuanto más aspecto de «peine» tenga la figura del viento en los mapas, mayores serán las medidas de autoprotección (incluida la renuncia) que tengamos que tomar a la hora de realizar nuestras actividades al aire libre.