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Alvaro Reizabal Abogado

Ana Urchueguía: patada a seguir

El carácter castrense de su personalidad ha llevado a la cesada alcaldesa a dar un paso al frente y decir que no se va por lo que todo el mundo piensa: meter la mano al cajón y, como prueba, dice que va a seguir como edil, ejerciendo desde la vecina Chile

Caminábamos el domingo pasado por la reserva de Urdaibai completando una más de las magníficas travesías que organiza Trintxer Mendi Taldea, club de montaña al que hace muchos años pertenezco y que, sin duda, es uno de los mejores de toda Euskal Herria.

Estábamos en Busturia a la altura del privilegiado observatorio que constituye Torre Madariaga. Un par de colegas íbamos hablando de que ante la proximidad de las elecciones municipales, el PSOE estaba buscando acomodo a Ana Urchueguía, que se había convertido en una figura molesta ante las denuncias de irregularidades en su gestión al frente de la alcaldía de Lasarte-Oria, y vaticinábamos que probablemente utilizarían el conocido método de la patada hacia arriba, con el que los partidos suelen disfrazar de ascenso en la carrera política lo que en realidad es el ostracismo. Apenas dos días después, salta la noticia de que la conocida como la «Cacique de Somoto» ha sido nombrada delegada de la SPRI para Chile y Perú. Sin duda Torre Madariaga era una excelente atalaya desde la que observar la realidad.

La eterna alcaldesa de Lasarte-Oria, la única que ha tenido este municipio guipuzcoano desde su creación hace unos 25 años, vive desde hace tiempo bajo sospecha de hacer negocio a través de las importantes cantidades de dinero que envía a Somoto (Nicaragua), donde tiene buenos amigos. Ana, además, es presidenta de la Comisión de desarrollo de la Federación de Municipios Españoles y vicepresidenta de Euskal Fondoa y, según sus propias declaraciones, gestiona mucho dinero. Lo que no está muy claro es en qué lo gasta. Tras ganar las elecciones en 2007, se fue a Somoto y, coincidiendo con un acto en el que, actuando a modo de «Dama de la Cruz Roja» iba a proceder a distribuir fondos a la población, aprovechó para leerles la cartilla en medio de un ambiente de llantos infantiles, llamando víboras miserables de ambos lados del Atlántico a los que la critican, y aclarando que el pastizal que manda a Somoto lo consigue vendiendo bolsos y otros objetos de segunda mano. Mientras, proclama en tono de caudilla que ella no es una perita en dulce, sino una mujer muy fuerte, educada casi militarmente por su abuelo. Si el lector tiene interés en ver imágenes de este emotivo acto puede encontrarlas en You Tube, donde podrá comprobar que Ana dice la verdad (en lo del abuelo).

El carácter castrense de su personalidad ha llevado a la cesada alcaldesa a dar un paso al frente y decir que no se va por lo que todo el mundo piensa: meter la mano al cajón y, como prueba, dice que va a seguir como edil, ejerciendo desde la vecina Chile. ¡Ah, la globalización...!

Esta medida del PSOE contra la corrupción interna sorprende, porque la SPRI es una sociedad que gestiona importantes fondos, y no parece que el perfil de la investigada sea el más adecuado para ese cometido. Salvo que la patada hacia arriba, en este caso, sea «a seguir», como en el rugby...

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