El Athletic en Europa
Poca suerte y menos juego fulminan la ilusión rojiblanca
Triste adiós a la ilusión del Athletic, que soñaba con trasladar a Europa la experiencia copera de la temporada pasada. Tendrá que dejarlo para otro año, después de que el Anderlecht culminara ayer la faena iniciada una semana antes en San Mamés. El cuadro belga tuvo la fortuna de adelantarse pronto y de aumentar su ventaja con un autogol rojiblanco, pero también la de enfrentarse a un Athletic incapaz de defender su candidatura a los octavos de final.
ANDERLECHT 4
ATHLETIC 0
Amaia U. LASAGABASTER
Murphy ha debido pasárselo de miedo con el Athletic estos días porque todo lo que era susceptible de empeorar lo ha hecho. Si los aficionados rojiblancos vieron cómo un viaje apetecible se convertía prácticamente en una incursión al frente de guerra, su equipo trastocó la posibilidad de seguir soñando en una amarga pesadilla. Lejos de neutralizar la ligera ventaja que concedía al Anderlecht el empate de San Mamés, los vizcainos firmaron su actuación más decepcionante desde que se puso en marcha la competición.
En definitiva, que el adiós del Athletic a la Europa League fue realmente triste. Y no sólo por las circunstancias extradeportivas que han rodeado los 1/16 final del torneo, amenazando con dejar en un segundo plano la batalla deportiva. Las cosas no fueron mejor sobre el terreno de juego del Constant Vanden Stock, donde el equipo bilbaino se vio barrido por el Anderlecht para acabar encajando una goleada sonrojante.
No hubo mucha suerte -los belgas se adelantaron en su primera llegada al área, nada más arrancar el partido, y ampliaron su renta poco después con un gol en propia puerta de San José-, pero hubo aún menos juego por parte de un Athletic absolutamente incapaz de avalar sus aspiraciones. Lo que sí hubo fueron errores y una dolorosa sensación de impotencia.
Ni siquiera la primera tarea con la que llegó a Bruselas fue capaz de cumplir el cuadro rojiblanco, que por primera vez en la competición continental regresó a casa sin anotar un solo gol. Algo que, por otro lado, habría supuesto un milagro, teniendo en cuenta que las llegadas al área de Proto pudieron contarse con los dedos de una mano. Y para las ocasiones todavía sobró alguno. Si no cumplió la primera, mucho menos la segunda. Hasta cuatro veces se escuchó el inevitable «que viva España» en el estadio, con responsabilidad compartida de Anderlecht y Athletic.
Porque si los rojiblancos no dieron una a derechas, a los belgas les salió todo a pedir de boca. El liderato de una liga menor como la Jupiler no imponía en exceso, pero el equipo de Ariel Jacobs ya había ofrecido una grata impresión hace ocho días en San Mamés. Aprovechando la inoperancia de su rival, en el que se echaron en falta kilos y kilos de intensidad y que le ofreció el partido casi en bandeja, ayer redondeó su actuación. No lo necesitaron sus defensas, a los que apenas se les puso a prueba, fueron superiores sus centrocampistas, robando y sirviendo un balón detrás de otro, e hicieron peligro constante sus atacantes. Se le añade una cucharadita de fortuna y otra de acierto y el 4-0 está servido.
Mazazo tempranero
Lukaku avisó a los dos minutos de partido y a los cuatro pasó a los hechos, aprovechando un gran pase de Bossoufa y que la zaga bilbaina no supo tirar el fuera de juego. La reacción del Athletic evitó que la noche tomase tintes trágicos tan pronto. Al 1-0, de hecho, le siguieron los mejores minutos del cuadro visitante, que se hizo hueco por la derecha, con un par de combinaciones de Iraola y Toquero, para inquietar a Proto,
No duró demasiado. Y lo que es peor, no hubo tanto rédito para los vizcainos como el que obtuvo el Anderlecht. Porque antes de cumplirse la media hora y en lo que prácticamente era su tercer acercamiento peligroso al área de Iraizoz, llegó el segundo gol de los morados. Fue un centro de Lukaku, mucho más activo que una semana antes, que San José -autor del gol rojiblanco en la ida- se encargaba de convertir en el 2-0.
La eliminatoria acabó ahí, pese a la hora larga que quedaba por delante y a que el Athletic dio aún alguna, escasa, muestra de rebeldía. Pero ni los tres córners consecutivos que empalmó en el descuento de la primera parte, ni el mínimamente esperanzador arranque de la reanudación consiguieron levantar el partido. Tras el descanso, Joaquín Caparrós empezó a tirar de artillería. Muniain -que personificó la mala noche de su equipo, lesionándose a los diez minutos de entrar al campo-, De Marcos y Gabilondo saltaron al césped, pero las únicas señales de vida que dio el Athletic fueron un doble remate de Llorente y Muniain a las primeras de cambio y dos remates de Gabilondo en la recta final.
Entre medias hubo tiempo para que el Anderlecht culminase su gran noche. Juhasz cabeceó primero una falta en el área pequeña y Legear remató otra con un chutazo desde la frontal que se coló por la escuadra. Fue el golpe definitivo para un Athletic que acabó pidiendo la hora, visto que la noche sólo podía ir a peor.
Joaquín Caparrós acabó disgustado con el resultado y no demasiado satisfecho con la actuación de su equipo, aunque intentó justificar la pobre imagen del Athletic. El principal argumento fue la rapidez con la que llegaron los dos primeros goles del Anderlecht.
«Ha sido demasiado palo -aseguró- encajar tan pronto el primer gol y sobre todo el segundo. Encajar tan pronto dos goles, y además el segundo en propia puerta, ha sido un palo que nos ha dejado tocados. Y además, cuando queríamos salir a por todas en el descanso, metemos más chispa y viene la lesión del chaval, otro gol...», lamentó.
El técnico quisó así quitar hierro, aunque lo reconoció a medias, a la falta de intensidad que transmitió el Athletic. En opinión de Caparrós, un resultado tan contudente complica el análisis rápido y, de nuevo, la ventaja tempranera que adquirió el Anderlecht, también mediatizó el comportamiento de ambos equipos. «Ahora con el 4-0 es fácil juzgar, pero creo que también hay que dar mérito al contrario. Es verdad que nosotros tenemos que poner la máxima intensidad siempre, pero ellos, al ponerse tan rápido con 2-0 y encarrilar la eliminatoria, daba la sensación de que quizá estaban con más motivación», argumentó Caparrós, aunque también admitió que «nos ha faltado apretar más adelante. Pero yo creo que cuando se te pone una eliminatoria con dos goles en contra, tan pronto y como han sido los goles -insistió-, es complicado y da la sensación de que no le metes ni el ritmo ni la intensidad necesaria. Y no ha sido así, pero cuando te pegan un palo tan pronto, se nota».
El técnico, por otro lado, quiso pedir disculpas a la afición, más aún viendo lo que se ha vivido en este desplazamiento. «Lo sentimos muchísimo. El vestuario está muy tocado por la cantidad de gente que ha venido, por toda la ilusión que había... Pero vamos a pelear y a dejarnos todo para intentar volver lo más pronto posible y no esperar tantos años como ha tardado el Athletic para volver a estar en una competición europea. Aún sabiendo que es muy complicado por toda la igualdad que hay en la Liga, vamos a hacer todo el esfuerzo posible». GARA