Contraofensiva a nivel internacional
La semana pasada el experto internacional en resolución de conflictos Brian Currin afirmaba tajantemente que, en caso de darse las condiciones y hacer el trabajo apropiado, una parte relevante de la comunidad internacional podría apoyar explícitamente un proceso democrático en Euskal Herria. Hablaba incluso de estados europeos. Era de esperar un contraataque por parte del Estado español, que históricamente ha intentado por todos los medios que el debate sobre el conflicto vasco no alcanzase más instancias que las que él directamente podía manejar. Y podría pensarse que -dada la pobreza y lo antiguo de las «pruebas» planteadas- el auto judicial y la ofensiva gubernamental posterior en torno a supuestas relaciones entre el Gobierno venezolano, ETA y las FARC desatados ayer formen parte de esa respuesta. Que Rodríguez Zapatero, aprovechando que estaba de viaje oficial a Alemania, pidiese explicaciones a Venezuela en una rueda de prensa conjunta con Angela Merkel, o que el ex presidente de Colombia, Andrés Pastrana, saliese a pedir un posicionamiento de la Unión Europea son gestos que se pueden situar facilmente entre el afán de protagonismo y un guión preestablecido para desacreditar la posición de la izquierda abertzale. De ser así, sería tan burdo que las instancias europeas deberían reflexionar sobre la inteligencia de sus socios y aliados.