Imanol Intziarte Periodista
La celebración de mi vecino el mecánico
Mi vecino el mecánico, tras arreglar con éxito una complicada avería, se fue a celebrarlo con sus amigos, bebiendo sin freno hasta acabar con un índice desorbitado de alcohol en sangre. Cuando no podía más, se montó en un taxi y se fue a su casa para meterse en la cama y dormir la borrachera. El taller estaba cerrado al día siguiente, así que pasó la resaca tumbado en su sofá.
Dos días más tarde, cuando acudió a su puesto de trabajo, comprobó extrañado que no tenía clientes. «Un mal lunes», pensó. Pero al lunes malo le siguió un martes peor, y un miércoles idéntico, y un jueves... La sorpresa abrió camino al nerviosismo cuando comenzaron a llegar las facturas y la caja sólo contenía telarañas. Y lo más preocupante era que desconocía el motivo por el que, de la noche a la mañana, su negocio rodaba hacia el fondo del abismo.
Hasta que una vecina caritativa le abrió los ojos. «Algún conocido te sacó con su móvil unas fotos cuando estabas de fiesta aquella noche, y las colgó en Facebook», le explicó. «¿Y por eso ya nadie me trae el coche? ¡Qué cojones le importará a la gente lo que yo haga en mis horas de fiesta, si eso luego no afecta a la calidad de mi tarea!», respondió furioso mi pobre vecino el mecánico.
Y eso me pregunto yo, por qué carajo nos creemos con derecho a criticar cómo celebra la consecución de un título un deportista olímpico que se ha pasado meses y meses entrenando y privándose de muchas cosas. Que si beben, que si fuman, que si se contonean en una discoteca de manera «exhuberante», que si se cuelgan la medalla a la altura de los genitales... Ya, ya, ¿y qué? Lo celebran como el resto de los mortales, yéndose de farra con sus colegas. O con una opípara comida, estupendamente regada con vinos y licores, cuando se ha cerrado un buen negocio. O cuando alguien cumple años. O cuando se acaban los exámenes. O porque hoy es hoy y yo lo valgo. La historia de mi vecino el mecánico es ficticia, pero a este paso más le vale montarse la fiesta solo y en su casa.