El balance oficial de fallecidos por el terremoto que el pasado sábado sacudió la zona centro y sur de Chile y su posterior tsunami se redujo el jueves a 279, pese a que los anteriores recuentos habían elevado hasta 808 la cifra total de víctimas mortales, según informó el viceministro del Interior, Patricio Rosende, lo que causó confusión.

El portavoz del Ejecutivo de Michelle Bachelet no explicó las razones de este drástico cambio en las cifras proporcionadas por las autoridades. Simplemente apuntó que la última lista divulgada corresponde a las muertes plenamente confirmadas, y no dio datos de desaparecidos.

«La cifra de desaparecidos es muy difícil de determinar y aún puede demorarse mucho tiempo», terció el forense Patricio Bustos, jefe del Servicio Médico Legal (SME) de Chile, quien confió en que la cifra de muertos no aumente demasiado.

Rosende indicó también que la presidenta ha decretado tres días de luto nacional por la tragedia a partir de mañana.

Al parecer, hubo un error en el cálculo de los muertos en la región del Maule. El jueves por la tarde (madrugada en Euskal Herria) la propia Bachelet explicó que en esa zona los desaparecidos habían sido contabilizados como fallecidos. Otro error que se sumaría al cometido al no advertir de la llegada de un tsunami, lo que podría haber evitado muchas víctimas.

«Si hay menos muertos, mejor. Había unos 200 desaparecidos (en la región de Maule) y ése es el número que genera discrepancias. Haremos todas las investigaciones», aseguró.

El terremoto de 8,8 grados de magnitud en la escala de Richter que trajo consigo un tsunami y arrasó en centro y sur del país parece no querer terminar de castigar a los chilenos. A sus devastadores efectos se han sumado innumerables réplicas -200, según algunos medios- que han rozado, en muchas ocasiones los 7 grados de magnitud. Ayer mismo tres temblores de 6,3, 6,6 y 6,8 grados sacudieron la ciudad de Concepción.

Mientras tanto, la maquinaria pesada comenzó el jueves a retirar los escombros tras esfumarse las esperanzas de hallar supervivientes, iniciando así una lenta reconstrucción que, según dijo Bachelet, puede prolongarse hasta cuatro años.

Las grandes ciudades afectadas, Concepción y Talca, empezaban a mostrar señales de normalización con la llegada de alimentos y la apertura de los supermercados, pero en muchas poblaciones, especialmente las de la costa, los equipos de rescate seguían buscando desesperadamente a los desaparecidos.