Martin Garitano Periodista
Descubrir la mentira
Leí hace tiempo que mentir es un recurso fácil de valer sin tener que pasar por esfuerzos ni penurias, aunque el precio que se corre es la posibilidad de ser descubierto. En esto sucede algo similar a la persona que lanza rumores falsos para disminuir a las personas que envidia: puede ser descubierto y la conducta desvelada, ir en su contra desprestigiándolo ante los que quería influir. Mentir, además, de forma compulsiva, aumenta el riesgo que corre el insensato porque, según el dicho, la mentira tiene patas cortas. Es lo que le viene sucediendo al consejero de Interior español en la CAV, Rodolfo Ares. En cuanto oye la palabra tortura, empieza a mentir de forma desordenada, nerviosa, compulsiva.
En la mejor tradición de aquellos Rosón, Martin Villa, Barrionuevo, Saenz de Santamaría, Ballesteros y compañía, enfrenta las denuncias de tortura con el recurso fácil a una mentira que, de tanto repetirla los mandamases del ramo, ha alcanzado la categoría de leyenda urbana. Lo repetía esta misma semana: «Nadie puede ignorar que existen instrucciones de ETA para denunciar sistemáticamente la existencia de torturas, con el fin de desprestigiar a las fuerzas de seguridad». En Euskal Herria hablar de «desprestigiar» a las FSE parece un sarcasmo, pero el consejero Ares sabe que miente porque falta a la verdad a sabiendas.
La cantinela del «manual de instrucciones» de ETA para que se denuncien torturas de forma sistemática, se hayan producido o no, tiene casi treinta años. En tres décadas ni un sólo ejemplar del tan traído y llevado manual ha sido incorporado a sumario o instrucción judicial alguna. En ninguna de las innumerables ruedas de prensa con exhibición de material incautado a miembros de ETA ha sido mostrado el manual de marras. No hay un sólo documento ni testimonio prestado en sede judicial que hable de tales recomendaciones para denunciar en falso a policías, guardias civiles o ertzainas. Lo sabían Rosón, Martin Villa, Ballesteros, Saez de Santamaría y Barrionuevo. Y lo sabe también Ares. Por eso miente.
Y si lo anterior no fuera suficiente, leo en «El Correo Español», medio poco sospechoso de bailarle el agua a ETA, que los últimos detenidos en Normandía «en los interrogatorios mantienen la actitud de mutismo habitual de los detenidos de ETA en Francia». ¿Será que el manual imaginario de Ares dice que en Madrid hay que cantar lo hecho y lo por hacer y denunciar torturas y en París callar como tumbas? Piensen mal y seguro que aciertan.