Meridiano Alicante perdonó la vida a Lagun Aro GBC en la primera parte y los guipuzcoanos aprovecharon el regalo. Gracias a que supieron sufrir y a un gran último cuarto del quinteto Uriz, Lorbek, Barbour, Ignerski y Miralles, la salvación está más cerca. ¡Menos mal!

Aun así, el partido nació torcido para el conjunto local. Barbour lanzaba y lanzaba sin ton ni son, y lo que es peor, sin acierto. Mientras, Avdalovic asentaba la ventaja de los de Quintana con dos triples que no iban a ser sino un aperitivo de una primera mitad calamitosa.

Al buen arranque del base serbio se le sumaron Stojic, Katelynas y un Pape Sow que mostró su vena más macarra. La defensa donostiarra no podía contener los envites levantinos, que siempre hallaban tiros cómodos o la opción de dar pases extra. Por contra, el juego donostiarra se movía por impulsos.

Sustituido Barbour -abucheado- por Lorbek, Panko trataba de poner orden -se le vio discutir con Pablo Laso después de una serie de ataques sin cabeza- pero sólo hallaba respuesta en acciones del siempre voluntarioso Doblas.

Las cosas iban muy mal, hasta el punto que Alicante, un conjunto incapaz de ganar fuera del Centro de Tecnificación, no sólo mandaba, sino que dominaba el duelo. Katelynas ejercía de flautista de Hamelin con la colaboración de gente como Erdogan -que debutó alternando los puestos de base y escolta-, para hacer bailar a los ratones de camiseta donostiarra. La máxima renta llegó a los 10 tantos: 27-37. Se mascaba la tragedia.

Pero aquello no podía seguir así. Lorbek enchufó un par de lanzamientos, Uriz tiró de orgullo herido y el choque comenzó a variar. Seis puntos seguidos de un Barbour «reformado» sirvió para arrimar a los locales 33-37. Fue entonces, a la llamada de un tiempo muerto visitante, cuando Sow y Barbour se enzarzaron en una pelea barriobajera que se saldó con falta doble y el Donostia 2016 rugiendo por fin. Con 35-39 al descanso, la sensación era que los de Quintana habían dejado pasar la opción de sentenciar.

Sufriendo, fallando, remontando

La primera ventaja local llegaba tras sendos «dos más uno» de Sánchez y Doblas: 41-39 y una luz de esperanza. Pero Stojic respondió con cinco puntos, preludio de un parcial de 0-9 que ponía las cosas como al principio.

Por fortuna, los triples de los de Laso comenzaron a entrar. Panko y Sergio Sánchez, además de Barbour que sumó tres tiros libres, empataron el marcador a 52. No obstante, un par de errores de Doblas -falta por tratar de cortar un balón imposible- y Sánchez, impidieron que los de Laso consiguieran tomar la iniciativa. Una canasta de Erdogan a pocos segundos dejaba el marcador 53-56 en el arranque del período definitivo.

Éste arrancó con un triple de Ignerski y un robo más canasta de Lorbek: 58-56. Aquello no podía ser otro espejismo, y entre Uriz y Miralles firmaron dos grandes canastas, con lo que devolvieron el parcial de 9-0 para adelantar, ahora de verdad, al cuadro donostiarra: 62-56.

A falta de acierto, los locales le pusieron corazón -y gotitas arbitrales-, de modo que cazaron los rebotes y visitaron con frecuencia la línea de tiros libres. Mientras, los de Quintana no veían aro gracias, ¡al fin!, a una defensa con fe. El miedo al abismo da alas, y ayer le dio un reactor a Lagun Aro GBC.