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Ekologistak Martxan rechaza la patata transgénica autorizada por la CE

Ekologistak Martxan ha criticado la decisión de la Comisión Europea de dar luz verde a una patata transgénica propiedad del gigante químico BASF, cuyo almidón ha sido modificado para facilitar su utilización en la fabricación de papel, pegamento y productos industriales.
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La variedad de patata transgénica autorizada por la CE es propiedad del gigante químico BASF, y su almidón ha sido modificado para facilitar su utilización en la fabricación de papel, detergentes, pegamento y otros productos industriales. La autorización de este cultivo llevaba atascada en Bruselas desde el año 2005, pero la nueva Comisión Europea ha ejercido la prerrogativa que le permite decidir si no hay acuerdo en el Consejo, haciendo caso omiso a la oposición de una mayoría de los ministros de los países miembros y de su preocupación por los riesgos sanitarios y ambientales de esta variedad de patata.

Según informó Ekologistak Martxan de Nafarroa, la autorización de esta patata ha sido muy controvertida porque lleva incorporado un gen de resistencia a un antibiótico utilizado en el tratamiento de algunas enfermedades infecciosas, como la tuberculosis.

«La legislación europea sobre liberación de OMG -explica- exige la retirada de este tipo de variedades, debido al riesgo que supone la propagación de la resistencia a antibióticos y a bacterias patógenas, y dado que actualmente existen tecnologías que permiten eliminar el gen de resistencia».

De hecho, esta asociación ecologista recuerda que ésa fue la razón para la retirada en 2005 del maíz transgénico cultivado en el Estado español desde 1998, y acusa a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de haberse «plegado a los intereses de la industria» bajo el argumento de que la posibilidad de transferencia a bacterias de la resistencia a antibióticos es «remota». «Remota, aunque posible. ¿Dónde queda el principio de precaución?», se pregunta Ekologistak Martxan, al tiempo que constata que las pruebas que han posibilitado esta autorización han sido realizadas en el laboratorio, «pero no en la naturaleza».

Además, advierte de que la autorización de un cultivo modificado genéticamente con destino industrial «abre la puerta a una nueva generación de plantas transgénicas enormemente preocupante».

En concreto, apunta la posibilidad de contaminación de la cadena alimentaria por estos productos. En el caso de la patata propiedad de BASF, señala que sus residuos serán utilizados, previsiblemente, para alimentación animal. «La contaminación de toda la cadena alimentaria es prácticamente inevitable, con los consiguientes riesgos para la salud», añade Ekologistak Martxan en un comunicado.

Riesgos

Afirma que «abre la puerta a una nueva generación de plantas transgénicas» y que «la contaminación de toda la cadena alimentaria es prácticamente inevitable, con los consiguientes riesgos para la salud».

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