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ANáLISIS RESULTADOS EN EL ESTADO

Derrota pírrica para Sarkozy

Tras las elecciones de ayer, marcadas por la derrota de la UMP y la alta abstención, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, trató de marcar distancias destacando que eran unos comicios meramente regionales. Cerró los ojos ante la evidencia del malestar de la sociedad ante su política.

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Martxelo DÍAZ

Nicolas Sarkozy puso cara de póquer y dijo que la derrota que sufrió ayer la UMP en las elecciones regionales no tenía nada que ver con él. «Son unas elecciones regionales y las consecuencias serán a nivel regional», proclamó.

El análisis de Sarkozy fue el único que ayer evitó -o lo intentó- ocultar que había sufrido un voto de castigo, haciendo ver que no le preocupaba la derrota sufrida ante el PS.

El PS logró el 30% de los votos, frente al 26,7% de la UMP. Europe Ecologie logró el 12,3% y el ultraderechista Front National el 12%. Por detrás quedan el Front de Gauche, articulado en torno al PCF, (6,2%); el MoDem (4%), el NPA de Olivier Besancenot (2%) y Lutte Ouvrière (1,3%).

La primera secretaria del PS, Martine Aubry, en cambio, aprovechó la victoria electoral, para destacar que «los franceses han enviado un mensaje alto y claro. Han expresado su rechazo a una Francia dividida, angustiada y debilitada y han mostrado que desean una Francia más justa y más fuerte».

Sin embargo, el principal «vencedor» de las elecciones de ayer fue la abstención, que alcanzó el 52,5%, según las estimaciones de TNS-Sofres. La baja participación puede explicarse señalando que se trata de unas elecciones regionales, en las que se eligen a los representantes de unas administraciones que no tienen apenas competencias, alejadas de las preocupaciones de la ciudadanía y que serán reformadas próximamente.

Todo eso es cierto, pero ocultar que ha existido un voto de castigo a la mayoría presidencial puede calificarse como un ejercicio de temeridad, tal y como hizo ayer el primer ministro, François Fillon, que se agarró al clavo ardiendo de que «el elevado nivel de abstención impide obtener conclusiones a nivel nacional».

Como tampoco parece juicioso que el PS lance las campanas al vuelo ante una victoria que también puede ser pírrica porque aún queda la segunda vuelta y tampoco pueden trasladarse los resultados mimé- ticamente a unos comicios a nivel estatal. De todos modos, el PS no ha tenido mucho que celebrar en los últimos años -en las europeas se quedó en el 16%-, por lo que su alegría puede ser comprensible.

Los resultados de Languedoc-Rosselló son un ejemplo de que el PS no es una balsa de aceite. Georges Frêche, el presidente de la región, que fue elegido en 2004 en las listas del PS, ha logrado la reelección tras romper con el partido y presentarse como independiente. Frente a él, Hélène Mandroux, la candidata oficial del PS, se ha quedado en el 6%, por lo que no participará en la segunda vuelta, a diferencia del FN, que ha logrado el 13% en esta región.

Haría mal el PS en olvidar que pese a la derrota cosechada ayer, Sarkozy sigue teniendo un control casi total en el Parlamento estatal y que la derrota de ayer puede servir para activar al electorado derechista en la segunda vuelta.

El auge del FN podría explicarse en parte por el alto nivel de abstención y la fidelidad de su electorado, que mantiene su apoyo de las regionales de 2004. Pero lograr un 20% de los votos en la región PACA (Provenza-Alpes-Costa Azul) evidencia que una buena parte del electorado -demasiada- asume los postulados xenófobos de Jean-Marie Le Pen. UMP y PS sólo han logrado seis puntos más que la ultraderecha en esta región mediterránea. Es evidente que ahí hay un problema, puesto que el mensaje xenófobo puede marcar la campaña de las triangulares, a las que habrá que recurrir en varias regiones.

A la izquierda del PS, el panorama sigue siendo oscuro. Europe Ecologie se coloca como tercera fuerza política, con el 12,3% de los votos, pero desciende significativamente respecto al 16,28% logrado en junio pasado. Su función en la segunda vuelta puede limitarse a ser el sostén del PS para intentar evitar que Alsacia, junto a Corsica, sea la única región que permanezca en manos de la UMP.

El Front de Gauche-PCF mantiene su cota en torno al 6%, mientras que el NPA de Olivier Besancenot sigue sin cumplir con las expectativas que despertó al constituirse.

Una vez más, Corsica votó de modo diferente al Estado. La UMP se impuso con el 21,48%, seguida muy de cerca por la lista nacionalista moderada de Gilles Siméoni (Femu a Corsica), con el 18,48%. Los independentistas de Corsica Libera (Jean-Guy Talamoni) tenían el 9,44%, un buen resultado que les dejó a las puertas a la segunda vuelta. Paul Giaccobi, a quien apoyaba el PS, quedó tercero con un 15,22%

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