Jon Anza aparece muerto en Toulouse
El hospital tampoco tiene constancia de la solicitud de búsqueda de Anza
El comunicado emitido en la noche del lunes por el Hospital Purpan de Toulouse, en el que Jon Anza vivió sus últimos trece días de vida, era taxativo a la hora de descartar una negligencia del centro. El Purpan comunicó hasta a tres instancias el ingreso de una persona sin identificar, aunque en la comisaría central de Toulouse digan no saber nada. El hospital añadió ayer que tampoco a le consta un aviso de búsqueda de la Policía Judicial de Baiona.
Maite UBIRIA | BAIONA
El Hospital de Purpan ha dejado malherida la tesis de la falta de diligencia con la que la procuradora de Baiona, Anne Kayanakis, ha tratado de explicar la presencia durante 10 meses del cuerpo de Jon Anza en una morgue sin que fuera identificado.
En un comunicado emitido en la noche del lunes, el centro hospitalario daba cuenta de que notificó hasta en tres ocasiones la presencia de una persona no identificada en el centro hospitalario. Efectivamente, el 30 de abril de 2009 el Purpan, siguiendo el protocolo fijado por el Ministerio de Sanidad, comunicó a la Policía la presencia en el centro sanitario de una persona gravemente enferma.
Ayer tarde, forzada por la evidencia, Kayanakis reconocía que el hospital sí cumplió con ese tramite -hasta el lunes mismo lo había puesto en duda-, pero insistía en que respondió negativamente al posterior requerimiento de identificación, según ella hecho llegar primero por fax y mas tarde por teléfono. Esa solicitud tuvo una respuesta negativa, insiste la fiscal.
La procuradora abrió una investigación por «la desaparición inquietante» de Jon Anza el 18 de mayo de 2009. Kayanakis encomendó la búsqueda de Anza a la Policía Judicial, que dice que emitió un requerimiento a todos los hospitales del Hexágono, incluido los de Toulouse, para que informaran de la pre- sencia de toda persona no identificada.
Al parecer, la Fiscalía acompañó esa solicitud de una fotografía de Jon Anza. Sigue siendo un misterio por que la Fiscalía baionarra no remitió las huellas dactilares.
El periodista Karl Laske, que publico el pasado día 6 un extenso reportaje sobre el caso Anza en el parisino diario «Libération», insistía ayer en que «ETA reveló el 20 de mayo de 2009 que su militante había sido identificado varios meses antes al ser descubierto cerca de su domicilio un zulo en el que se encontraron sus huellas».
La fiscal ha insistido en que Anza no figuraba en los ficheros policiales franceses y que la Policía gala sólo supo por ETA de la presencia de las huellas de Anza en el zulo hallado en noviembre de 2008 en un bosque de Senpere, que no había sido revelado a la prensa.
Laske ha desmentido por porco creíble esa tesis, para sostener que, posiblemente, agentes españoles conocedores de esos datos iniciaron ya entonces los seguimientos a Anza.
En todo caso, Kayanakis ha remarcado en varias oportunidades que el requerimiento enviado a los hospitales recibió, el 4 de junio, una respuesta negativa del hospital Purpan. Ayer tarde, ya derrumbada la tesis de la negligencia inicial, se aferraba a ese requerimiento.
Sin embargo, la responsable de comunicación del Purpan insistía en que «ni la dirección del centro ni el Departamento de Medicina Legal tienen constancia escrita de una solicitud de búsqueda de esta persona».
Petición de testigos
Con un año de retraso, la Policía Judicial de Toulouse, en cuyos despachos pudo estancarse la comunicación del Purpan, lanzaba el lunes un llamamiento a aportar testimonios sobre Anza a través de los medios de comunicación locales, a través de una nota pública.
En la misma se solicita a cualquier persona que pudiera haber alojado a Anza o servirle en un restaurante o cruzarse con él en la calle que lo haga saber. Se reclama colaboración también a quienes pudieron ser testigos del desvanecimiento que sufrió en las jardineras del restaurante Hippopotamus el 29 de abril.
La precipitada huida de un grupo de guardias civiles de un aparthotel de Toulouse, nueve días después de la muerte de Jon Anza, no ha sido considerada como un incidente digno de ser investigado por la Fiscalía de Baiona. Muy al contrario, era valorada ayer por el periodista Karl Laske en las páginas de «Libération» como «el que podría ser el primer elemento tangible de una implicación española en el affaire».
El redactor aporta nuevos datos en relación al incidente en el Hotel Adagio dado a conocer anteayer por «El Mundo». El rotativo español afirmaba que las armas olvidadas por los guardia civiles fueron recuperadas por la comisaría de Toulouse. Y Laske añade ahora que éstas fueron inmediatamente entregadas a sus apresurados propietarios. «Los agentes españoles no fueron interrogados» sobre el incidente, añade. Al parecer, la Fiscalía de Baiona tampoco ha querido preguntar por ello, al considerarlo como «una misión clásica» de los cuerpos de seguridad españoles asignados a la lucha contra ETA en el Estado francés.
Esta actitud contrasta con la posición mostrada ayer por el comisario Francois Bodin, director de la Policía Judicial de Burdeos y responsable máximo de la investigación. En una entrevista publicada ayer en ``El Diario Vasco'', Bodin apuntaba que «no descarto nada. No soy un ingenuo. Yo contribuí a tumbar a los GAL».