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Joxe Alberdi: paseo por la obra de un desconocido de prestigio

Las salas Boulevard de la Kutxa, en Donostia, acogen hasta el 25 de abril una exposición antológica sobre el escultor Joxe Alberdi «Burruntxali», un «niño de la guerra» más conocido en Inglaterra que entre nosotros.
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GARA | DONOSTIA

Desde su exilio inglés, que inició como «niño de la guerra», Joxe Alberdi mantuvo siempre los vínculos con sus raíces a traves de la creación. Casi un centenar de obras -91 esculturas, 4 dibujos y fotografías de piezas de exterior- forman la muestra organizada por la Kutxa en sus salas del Boulevard, que se inaugura hoy. Algunas proceden del Museo de Bellas Artes de Bilbo, del Artium y de colecciones particulares, pero la mayoría han sido cedidas por el palacio Insausti de Azkoitia, localidad donde Alberdi nació en 1922 y a la que legó parte de su obra.

El escultor, al que se conoce como Burruntxali y al que sus íntimos llaman Joe, desarrolló una importante carrera en Inglaterra, tras haberse iniciado a los 13 años en la escuela de Artes y Oficios de Donostia por recomendación de Ignacio Zuloaga. Dos años después, cuando fue embarcado en el transatlántico Habana junto a otros 4.000 niños tras el bombardeo de Gernika, empieza a configurarse la interesante biografía de un escultor que fue discípulo de Henry Moore y miembro de la Real Sociedad de Escultores Británicos, y que se casó con Cynthya Appleyard, actriz dramática especializada en Shakespeare. Tuvo tres hijos. Dos de ellos, Francesca, Chesca, y Julio, acudieron ayer a la rueda de prensa en la que se presentó la exposición, que tiene como comisario es Pedro Sancristóval, ex diputado de Cultura alavés.

Francesca Alberdi dijo que su padre era vasco y luego inglés, y fue «un artista de los pies a la cabeza, humanista y generoso», que formó «un gran equipo con su madre», que murió al igual que él en 2008 con sólo una semana de diferencia. Vivían en Denia (Alicante), donde se instalaron a finales de los 70, tras dejar en Inglaterra, donde gozaba de un gran prestigio.

Pero la conexión de sus orígenes con su concepción estética fue siempre una constante. Una prueba de ello son las esculturas expuestas, la mayor parte de las últimas tres décadas, algunas de las cuales llevan títulos como «Pelotari», «Baserritarra», «San Ignacio de Loyola» y «Aitor». Alberdi trabajó diferentes materiales, del bronce y el acero al cristal, y muy especialmente la madera, sobre todo el olivo y el tejo. El comisario señaló que, al contrario que Henry Moore, los dibujos de sus obras no son previos a las esculturas, sino que los hacía después como retratos de lo creado. La exposición se abre con «Cristo desgarrado», una talla de dos metros que habitualmente se encuentra en la iglesia de Azkoitia. La planta baja Boulevard exhibe obras de madera de gran y medio formato, arriba se muestra la obra que dedicó a Lope de Aguirre, mientras que en la planta subterránea se exponen maquetas y fotografías de muchas de las obras que creó para lugares públicos.

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