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Angela Merkel sale en defensa de la Iglesia católica alemana

La canciller alemana Angela Merkel ha abogado por llevar a cabo una discusión amplia sobre los casos de abusos sexuales a alumnos, que incluye los delitos cometidos tanto en los centros de enseñanza religiosos como en los laicos. Su iniciativa ayuda al papa alemán Benedicto XVI, que sigue sin pronunciarse sobre este escándalo en su país.

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Ingo NIEBEL

Mientras el papa alemán Benedicto XVI guarda silencio ante el creciente número de alumnos que fueron víctimas de abusos sexuales en centros religiosos durante los últimos 60 años, el Gobierno alemán se ha mostrado muy cauto a la hora de exigir responsabilidades a la Iglesia católica.

Desde que estalló el escándalo a finales de enero, la canciller Angela Merkel se ha mantenido en segunda fila, mandando a la primera a su portavoz. Pero ayer decidió que el debate parlamentario sobre los Presupuestos del Estado era buen momento para salir en defensa de la Iglesia católica, acosada por nuevos casos de abusos sexuales e intentos infructuosos de encubrirlos.

«Crimen repugnante»

Merkel calificó el abuso como «un crimen repugnante» y defendió «la transparencia y la verdad sobre todo lo que paso», pero manifestó que el debate no debería centrarse en un sólo colectivo. Se refería con ello a la Iglesia católica, en cuyo ámbito se han producido hasta ahora el mayor número de delitos, aunque también se han dado casos en centros de enseñanza laicos.

La posición que ha tomado Merkel responde más a motivos políticos que a su propia convicción. Con su defensa del papa y de la institución que dirige la jefa de Gobierno alemán ha querido hacer las paces con su compatriota y con el ala católica de su Unión Demócrata Cristiana (CDU). Merkel no ha olvidado que recibió fuertes y duras crítica de su propio partido cuando exigió en su día a Benedicto XVI que se posicionara claramente sobre el obispo ultra Richard Williamson y su nueva negación del Holocausto. La base católica de su partido consideró entonces las palabras de Merkel como una crítica indebida de la hija de un pastor protestante que se socializó en la atea y socialista República Demócrata Alemana.

Un solo foro

Merkel quiere que el tema de los abusos sexuales se trate en un foro en el que estén presentes sus dos correligionarias cristianodemócratas, las ministras de Familia y de Educación, Kristina Schröder y Annette Schavan, respectivamente, y la ministra de Justicia, la liberal Sabine Leutheuser-Schnarrenberger.

Esta última ha moderado considerablemente sus críticas contra la Iglesia católica alemana. Hace unas semanas la acusó de no colaborar debidamente con la investigación judicial y policial. Sus declaraciones llevaron al presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, Robert Zollitsch, a quejarse directamente ante la canciller. Merkel hizo de mediadora y consiguió que el obispo y la ministro se reunieran para arreglar sus diferencias.

Además, Leutheuser-Schnarrenberger accedió reunirse con sus colegas de Gabinete Schröder y Schavan para que en adelante hubiera sólo una mesa de debate. Con ello, Merkel pretende dar una imagen de unidad que no existe en su bipartito con el partido liberal (FDP) debido a los constantes enfrentamientos entre los socios.

El Ejecutivo alemán gasta mucha energía en cuestiones de estilo y de forma, pero las víctimas y sus allegados aún no saben cómo se hará justicia y cómo serán resarcidos por el daño sufrido. Por un lado, la mayoría de los delitos ha prescrito; por el otro, no hay ninguna institución independiente que ayude jurídica, sicológica y materialmente a las víctimas.

A ello hay que añadir nuevos casos que evidencian el abismo existente entre la transparencia que prometen los representantes eclesiásticos y los intentos de algunos jerarcas de encubrir los crímenes cometidos en áreas bajo su responsabilidad.

El investigador oficial de la Iglesia católica, el obispo Stephan Ackermann, reconoció en una entrevista que la situación se debe a «un falso respeto de determinadas instituciones por la imagen de la Iglesia».

El problema sigue: el martes el monasterio benedictino de Königsmünster reconoció un caso actual antes de que lo publicara el diario conservador «Frankfurter Allgemeine Zeitung».

Küng exige al papa que entone el «mea culpa»

El polémico teólogo alemán Hans Küng, profesor emérito de Teología Ecuménica de la Universidad de Tubinga, ha exigido que el Papa Benedicto XVI entone el «mea culpa» por la oleada de casos de pederastia protagonizados por religiosos católicos y ha criticado con dureza el celibato.

En un artículo publicado en el rotativo muniqués «Süddeutsche Zeitung», Küng afirma que «ninguna persona en la Iglesia ha tenido sobre su mesa tantos casos de abusos como él», y recuerda que Joseph Ratzinger ya tuvo conocimiento de esas prácticas cuando fue durante ocho años profesor de Teología en Ratisbona, donde su propio hermano Georg debió informarle sobre los abusos en el coro catedralicio infantil. GARA

continuidad

La presión mediática y el compromiso de una familia afectada llevaron al monasterio benedictino de Königsmünster a admitir públicamente que un monje ha reconocido haber abusado sexualmente de 19 alumnos.

El primado católico en Irlanda pide perdón por ocultar abusos

El primado de la Iglesia católica irlandesa, el cardenal Séan Brady, pidió ayer perdón por haber ocultado el caso de abusos de menores cometidos por un sacerdote pederasta en la década de los 70.

El primado, que siendo sacerdote en 1975 estuvo presente en dos reuniones en la que se pidió a dos niños víctimas de los abusos del cura Brendan Smyth que hicieran un voto de silencio, también dio a entender que reflexionará sobre su futuro, en una declaración en el Día de San Patricio, patrón de Irlanda.

«Quiero decirle -agregó- a cualquiera que haya resultado herido por mi fracaso que pido disculpas con todo mi corazón. También pido perdón a todos los que sienten que les he defraudado».

«Mirando atrás me avergüenzo ya que no siempre he defendido los valores que profeso y creo», prosiguió. GARA

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