La Comisión Europea (CE) recogió ayer el envite lanzado el jueves por el primer ministro griego, Yorgos Papandréu, instando a las instituciones comunitarias a que definan su plan de ayuda a Grecia antes de fin de mes, y se mostró partidaria de que en los próximos días se concrete cuál va a ser su posición respecto al país heleno. A última hora de la tarde, el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, propuso la creación de un nuevo mecanismo de la Eurozona basado en préstamos bilaterales coordinados, para hacer frente a la crisis presupuestaria en Grecia, y urgió a todos los gobiernos a tomar una decisión cuanto antes. Barroso destacó que la creación de este instrumento «no implica su activación inmediata» pero consideró urgente aprobarlo. «No podemos prolongar más la actual situación. Pido a los líderes europeos que aprueben este instrumento lo antes posible», subrayó durante un encuentro con periodistas.

El jefe del Ejecutivo comunitario aseguró que este instrumento será además compatible con la cláusula del Tratado de Lisboa que prohíbe rescatar a un país de la UE y que estará sometido a «condiciones estrictas». Se trataría, según relató, de un plan diseñado dentro de la Eurozona y con condiciones y gestión a cargo los países del euro y de sus instituciones.

Según fuentes comunitarias, un mecanismo europeo basado en préstamos bilaterales podría cubrir las necesidades inmediatas de refinanciación de Grecia, que se evalúan en unos 22.000 millones de euros, sin necesidad de recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque no ha trascendido ningún detalle, el tipo de interés al que los gobiernos europeos podrían prestar el dinero estaría en cualquier caso por debajo del prohibitivo 6% que le está imponiendo el mercado.

Intervención del FMI

Preguntado si el FMI intervendría para rescatar a Grecia, Barroso dijo no querer especular con esta opción. Y es que a medida que se acortan los plazos, parece que va desapareciendo el tabú respecto a una posible intervención del FMI, opción que Papandréu había esgrimido para hacer presión a sus socios, y que hasta el momento había sido rechazada de plano.

Horas antes de que Barroso hiciera su propuesta, Alemania dijo no descartar que el fondo monetario intervenga en la resolución de la crisis griega, todo un cambio de postura. «Confiamos en el éxito de los esfuerzos de consolidación de Grecia. Las señales de los mercados de capitales han sido alentadoras en este sentido», dijo un portavoz del Gabinete de Merkel, quien añadió, sin embargo, que «el Gobierno no descarta el apoyo del FMI», aunque precisó que aún no se ha adoptado una postura definitiva al respecto. Un portavoz del ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, apuntó después las reservas del ministro sobre esta cuestión.

El propio Barroso dijo por la mañana que no descartaba la opción de que Grecia acuda al FMI, en la medida en que recordó que ese país forma parte del fondo, al igual que el resto de los Estados de la Unión Europea. «De hecho, los estados miembros [de la UE] son de lejos la principal fuente de ingresos para el FMI» añadió, antes de considerar que utilizar su dispositivo para el salvamento financiero «no es una cuestión de prestigio, es una cuestión de ver cuál es la mejor manera de responder a la situación».

En todo caso, en una entrevista al canal de televisión «France 24», insistió en que puesto que «Grecia ha tomado decisiones muy valientes y muy difíciles que sin duda tienen un coste para el pueblo griego, ahora los otros estados miembros tienen que asumir sus obligaciones, en particular en la zona del euro, para garantizar su estabilidad».