Al someterse a una ecografía, una india embarazada no tiene derecho a conocer el sexo de su bebé, pero el sobre de la factura que recibirá le sacará de dudas... azul o rosa, informándole de lo que quería saber.

Esta manera de evitar la ley explica en parte por qué existen de 85 millones de «mujeres ausentes» en India y en China, dos países en los que el aborto del feto femenino, el infanticidio y la muerte de niñas por negligencia son moneda corriente.

Para una mujer embarazada que espera desesperadamente un hijo varón, un sobre rosa podrá suponer un aborto en una clínica donde la operación se justificará mediante la etiqueta de «anormalidad fetal».

«El infanticidio según el sexo es una realidad cotidiana para ricos y pobres, en el medio rural o en el urbano», afirma Pinki Virani, responsable de una asociación de defensa de los derechos de las mujeres en India.

El término «mujeres ausentes» fue utilizado por primera vez en 1990 por el indio Amar-tya Sen, premio Nobel de Economía.

Según un informe del programa sobre desarrollo de la ONU presentado la semana pasada, 100 millones de mujeres son «ausentes» en toda Asia, especialmente en India y en China, pero también en Bangladesh, Irán y Pakistán.

Según expertos médicos, el ratio normal de nacimientos debería ser de 103-107 niños por cada 100 niñas. Pero en 2005, último año del que se tienen datos, nacieron 119 niños por cada 100 niñas en China.

«El desequilibrio es mayor en la zona rural debido a la falta de educación», subraya Yang Hongjuan, experto en demografía de la Academia de Ciencias Sociales de la provincia china de Shaanxi.

«Si la clínica no ofrece indicaciones sobre el sexo del hijo, actualmente se puede enviar a EEUU un sobre con una muestra sanguínea y recibir los resultados por correo electrónico», señala Virani.

El aborto por razones de sexo del feto se prohibió en China en 1995, pero según un estudio publicado este año por la Academia China de Ciencias Sociales, más de 24 millones en edad de casarse podrían no encontrar esposa en 2020.

En China, la política del hijo único, en vigor desde 1979, está considerada como un chollo para las mujeres, que la ven como una ventaja para conquistar poder. «El desequilibrio es algo buena para las mujeres. Nos da más opciones y obligar a los hombres a comportarse mejor», dice Zhang Hua, pequinesa de 42 años.