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Jon Anza aparece muerto en Toulouse

Kayanakis afirma que ya se ha comprobado que Anza llegó el 18 de abril a Toulouse

Los abogados de la familia Anza trasladan a la opinión pública el malestar de los allegados del militante vasco con el trato recibido de las autoridades francesas y anuncian que actuarán como parte civil en la instrucción del caso.

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Maite UBIRIA | BAIONA

Los abogados de la familia de Jon Anza comparecieron ayer en Baiona para trasladar a la opinión pública las opiniones de los allegados sobre lo acontecido desde que el cuerpo del militante de ETA fuera localizado en una morgue de Toulouse. Los letrados Amaia Rekarte, Xantiana Cachenaut, Arantza Zulueta, Jon Enparantza y Miren Illarreta expresaban en esa comparecencia «el profundo dolor y el enfado» de la familia Anza ante la sucesión de filtraciones y opiniones expresadas sobre el caso, haciendo hincapié en que «la mayoría de las veces la familia ha conocido por los medios de comunicación lo que la Policía y la Justicia no le han trasladado de manera oficial; o lo que es peor, ha debido soportar toda una serie de contradicciones entre lo que se le ha dicho y lo que ha salido publicado en la prensa».

La familia Anza recibió la noticia sobre el hallazgo de un cuerpo en la morgue del Hospital Purpan de Toulouse en la tarde del jueves 11 de marzo, y en apenas unas horas la noticia circulaba por las redacciones de los medios de comunicación. La procuradora de Baiona, en una posterior rueda de prensa en el tribunal que ha instruido la causa por la desaparición de Anza, situaba el origen de esa filtración «en Toulouse», para reconocer que ella misma fue informada a primera hora de la tarde del 11 de marzo y que poco después comenzó a recibir llamadas de periodistas.

También remarcaban los letrados los obstáculos sucesivos que se han impuesto a la familia, primero para reconocer el cuerpo de Jon Anza, el 12 de marzo en la morgue del Purpan, y después para poder estar presente, a través de un experto médico, en la práctica de la autopsia al cadáver.

Este último análisis fue practicado el lunes pasado por forenses franceses bajo la dirección del director del instituto de medicina legal de Toulouse, el profesor Rouget.

Los abogados de la familia Anza hacían patente la protesta de la familia por esa «decisión inaceptable» para añadir que, una vez abierta la fase de instrucción -oficialmente desde ayer un juez de Toulouse tiene sobre su mesa de trabajo el caso-, los allegados del militante abertzale se personarán en calidad de parte civil, lo que les debe permitir el acceso a las diligencias practicadas hasta la fecha y «emprender otras que consideren oportunas a fin de esclarecer lo ocurrido con Jon».

Una de las primeras decisiones que deberá adoptar la familia Anza, una vez que reciba el informe oficial de la autopsia, será decidir si solicita «una contra-autopsia o análisis suplementarios».

No obstante, los letrados reconocían que, tras diez meses, el cuerpo de Anza se encuentra severamente deteriorado, lo que complicaría esos análisis. Sí remarcaban la importancia, tal como han expresado a GARA forenses de reconocido prestigio y la médico de confianza de los Anza, que «lo que es muy importante es acceder al dossier médico del hospital».

A partir de ahí, los abogados de la familia tratarán de buscar respuestas a las muchas preguntas que hoy están en el aire. La familia no cree en las explicaciones sobre la descoordinación entre servicios que, según la procuradora Anne Kayanakis, habría impedido la identificación del ex preso político. «No podemos creer que el cuerpo de Anza haya sido localizado por casualidad tras once meses y tenemos motivos para pensar que ha estado ocultado durante estos once meses», señalaban los abogados, para remarcar después que si, tal como ha reiterado el Ministerio Público, se ha hecho todo lo debido para encontrar a Jon Anza, «no podemos creer que no se haya establecido una relación entre las comunicaciones del hospital sobre la presencia de una persona no identificada y la búsqueda puesta en marcha a partir de la denuncia por desaparición interpuesta por la familia el 15 de mayo de 2009».

Las pertenencias de Anza

A partir de esa «absoluta falta de credibilidad» que la familia Anza otorga a las explicaciones vertidas hasta ahora para explicar lo ocurrido con su allegado, los abogados ponían ayer diversas preguntas sobre la mesa.

Los representantes legales de la familia Anza hacían hincapié en algunos de los interrogantes a los que deberá responder el juez instructor. El vecino de Ahetze partió en tren de la estación de Baiona para llegar a Toulouse el mismo 18 de abril -hecho probado ahora por la investigación-. Llevaba consigo una mochila y, entre sus pertenencias, el pasaporte, los medicamentos que debía tomar obligatoriamente, sus documentos sanitarios... ¿Dónde están todos esos objetos que habrían permitido identificar de inmediato a Anza?, se pregunta la familia.

De acuerdo a la investigación, cuando Anza fue localizado en mal estado de salud, en la avenida Strasbourg de Toulouse, en el parte de los servicios que le atendieron y trasladaron al hospital se hizo constar una descripción de la vestimenta de Anza que no coincidiría con la aportada por su compañera en la denuncia de desaparición.

Dados los muchos puntos oscuros del caso, y los antecedentes de guerra sucia, los Anza consideran imprescindible que «la sociedad siga presionando para que se haga la verdad».

«Rubalcaba ya dio una tesis, que sólo creyó Alliot-Marie; y ahora no nos va a callar, porque es él quien tiene que dar explicaciones. ¿De qué tiene que defenderse para que lance estas amenazas?», se preguntan los allegados.

Trato inhumano

La familia Anza expresa a la sociedad su agradecimiento por el apoyo recibido en estos duros momentos y sus abogados denuncian el «trato inaceptable» recibido por los allegados del militante en los once meses de desaparición y en la semana transcurrida desde que su cadáver apareciera en una morgue de Toulouse.

PARTE CIVIL

Con el caso en manos de un juez de instrucción, la familia se personará como acusación particular, lo que le permitirá acceder a las diligencias practicadas y abordar el trabajo de «esclarecer la eventual implicación de las FSE en el secuestro de Anza y la responsabilidad de las autoridades francesas en la ocultación del cuerpo».

Llegó a Toulouse el 18 de abril, pero el 29 vestía diferente

La procuradora de Baiona, Anne Kayanakis, convocaba ayer tarde a los medios de comunicación para darles cuenta de que el caso no estará en adelante en sus manos. La fiscal que ha llevado el caso Anza desde que la familia denunciara su desaparición, el 15 de mayo de 2009, y que confiara tres días después a la Policía Judicial la misión de localizar al ciudadano vasco aludía a la competencia territorial para explicar el «obligado traslado» del dossier judicial a Toulouse. La procuradora remarcaba que, desde la aparición del cuerpo del ciudadano vasco en la morgue del Purpan, las diligencias pare esclarecer su muerte se concentran en dicha ciudad.

«La investigación sitúa sin lugar a dudas a Jon Anza el 18 de abril (de 2009) en Toulouse», confirma Kayannakis. La procuradora se amparaba en que «el caso está en manos de un juez de Toulouse» para no dar detalles sobre por qué ahora y de qué modo ha sabido la Policía que Jon Anza, quien partió en la mañana del 18 de abril de 2009 en un tren de la estación de Baiona, llegó efectivamente a su destino. Kayanakis sólo aclara que es un hecho probado y no «una mera deducción».

Hasta la fecha, la fiscal ha insistido en que las investigaciones de la Policía Judicial no permitieron encontrar pruebas de la presencia de Anza en ese trayecto -cabe recordar que la SNCF comunicó a la PJ, siempre según ésta, que las grabaciones de las estaciones de tren fueron borradas-. La fiscal no quiso aclarar ayer si Anza llegó en tren a Toulouse. En todo caso, la confirmación de su presencia en la ciudad obligará al juez a determinar dónde estuvo en los once días siguientes, hasta su localización, al borde del desfallecimiento, a las puertas del restautante Hipopotamus. Anza fue visto por una patrulla de la Policía Municipal a última hora de la noche del 29 de abril de 2009. Fue atendido por el SAMU y los bomberos participaron en su traslado al Hospital Purpan, en cuyo servicio de urgencias ingresó inconsciente. Ya no despertaría hasta su muerte el 11 de mayo.

Según ha podido saber la familia, una vez más por revelaciones periodísticas, la descripción de la vestimenta de Anza en el momento de su localización parece no coincidir con la que llevaba cuando partió de Baiona. La propia procuradora reconocía ayer que «no hay una coincidencia exacta» en la vestimenta. Anza llevaba ropa de recambio en una mochila que no ha aparecido y la familia trata de determinar qué ropa llevaba en ella antes de afirmar o desmentir este nuevo elemento extraño que aparece en el caso.

La procuradora remarcaba finalmente que la instrucción aspira a aclarar no sólo cómo murió Anza, sino lo ocurrido antes y después de su fallecimiento. En el antes, ese vacío de once días, en el después, circunstancias como la precipitada huida de unos guardias civiles del hotel Adaggio, que será investigada. M. U.

Cuando el procedimiento legal ahonda en el dolor

La procuradora de Baiona dejaba la puerta abierta a la práctica de nuevas pruebas a petición de la familia una vez completada la autopsia a Jon Anza. Al amparo del procedimiento penal -evocaba Kayanakis el artículo 11 consagrado al secreto de sumario-, la fiscal reiteraba que no es posible que terceros, ya sean letrados o forenses, estén presentes en la práctica de la autopsia, reservada a expertos legales franceses. «La ley no permite a la familia estar presente». A preguntas de un periodista, la procuradora afirmaba desconocer si se había actuado de modo diferente en el caso de otros fallecimientos de militantes vascos, y en concreto en el caso de Oihane Errazkin, fallecida el 8 de julio de 2004 en la prisión de Fleury-Mérogis. Lo cierto es que en ese caso no se reprodujo, al menos, la situación vivida el pasado 12 de marzo por la familia Anza en la morgue donde «se les dijo primero que podrían ver el cuerpo, luego se les prohibió, y hasta la tarde un médico de confianza no pudo ver el cadáver». En el caso de Errazkin, los abogados Jon Enparantza y Yolanda Molina estuvieron presentes en el reconocimiento del cuerpo. M. U.

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