No se merecía tanto castigo. Si la temida situación clasificatoria fuese poco, el severo mazazo sufrido ayer puede ser el comienzo del fin -por no decir la continuación-. Parece pronto vaticinar el descenso, pero la derrota, tal y como se produjo, tendrá una irritación y escozor que necesitará abundante jarabe para lograr la cura.

La distancia que separa al Unión de la zona de salvación sigue a siete puntos, pero podría aumentar a diez si el Huesca gana hoy al Salamanca. Aunque la cabeza deberá estar puesta en la próxima jornada, ya que tendrán en frente al Cádiz que, a falta de su partido de hoy ante el Rayo, se encuentra a dos puntos de los irundarras.

La igualdad mostrada en la primera parte en la Ciudad Deportiva del Villarreal se vio afectada nada más comenzar la segunda, ya que tan sólo ocho minutos sirvieron para declinar totalmente el partido a favor de los castellonenses.

Todo llegó en el minuto cuatro de la segunda parte, cuando aún se mostraba el 0-0 en el marcador. El colegiado expulsó a los unionistas Ángel Montoro por doble tarjeta amarilla al propinar un manotazo a Jefferson Montero y a Gabarain por cortar un contraataque.

Esta circunstancia dio muchas facilidades a un mini submarino amarillo que atesora una enorme calidad. Y ese nivel, cuando se juega con ventaja, suele tener sus consecuencias, en este caso, negativas para las aspiraciones irundarras.

Pero hasta ese momento los irundarras ataron a sus rivales. La primera parte se caracterizó por la igualdad y, sobre todo, por el fútbol de brega desplegado por ambos contendientes, ya que el Real Unión neutralizó la habitual creatividad de los hombres del filial del Villarreal y estuvo mejor situado sobre el terreno de juego.

Las ocasiones claras de gol brillaron por su ausencia en el primer período con excepción de un fuerte disparo del local Matilla en el minuto 38 y otro derechazo del irundarra Sergio Francisco que se encontró con los puños del guardameta Juan Carlos (minuto 42).

Muchos goles en pocos minutos

A pesar del empate sin goles con el que se llegó al descanso, los demás resultados de Segunda en los primeros 45 minutos favorecían de alguna manera al Real Unión.

El Albacete, primer equipo situado en la zona de descenso, perdía 1-0 ante el Elche, que venció 2-1. No obstante, el Celta, decimoséptimo clasificado a siete puntos de los irundarras, ganó 1-0 al Cartagena gracias a un gol de Trashorras, y se escapa de la zona delicada al colocarse decimotercero.

Pero ni las medio-buenas noticias que llegaban desde los demás estadios ayudaron moralmente al Unión, ya que en la reanudación el devenir del encuentro cambió por completo. Con dos efectivos más sobre el terreno de juego, el Villarreal B comenzó a dominar y el gol llegó de inmediato. El ecuatoriano Jefferson Montero, en jugada individual, sorprendió a Otermin con un disparo casi sin ángulo.

El segundo gol no tardó en llegar. Corría el minuto 62 de juego cuando un derechazo inapelable de Cristóbal desde la frontal acabó entrando como un obús en la portería visitante. Marco Rubén marcó el tercero al aprovecar un pase de la muerte de Jefferson Montero.

Un zapatazo impresionante de Brit puso el 3-1 en el marcador cuando el partido ya estaba completamente decidido.

El Unión podría tener el consuelo de haber marcado el gol de la honrilla, pero en estos momentos es, seguramente, lo que menos preocupa en el club.