La txapela de campeones viaja hasta Orio tras un maratón de envidos y órdagos en Segura
a pareja formada por Ibai Esoain y Ricardo Uzkudun, de Orio, se proclamó ayer en Segura campeona de mus de Euskal Herria tras imponerse por 3-1 a José Angel y José Mari Alastuey, de Iruñea. Los envidos y órdagos se sucedieron en una jornada maratoniana que se vivió en medio de un gran ambiente y sirvió para reivindicar la propia nacionalidad. LIñaki VIGOR
Al igual que el año pasado, en esta ocasión la final del Campeonato de Mus de Euskal Herria ha tenido como escenario Segura, un pueblo escondido entre los montes del Goierri que tuvieron dificultad para encontrar los participantes procedentes de Lapurdi. Llegaron justo a tiempo para asistir al homenaje a las parejas campeonas de herrialde, que posaron juntas y orgullosas con sus txapelas y trofeos entre los aplausos de todos los demás finalistas de este año. Cada una de las siete parejas ya tenía en su poder las correspondientes cestas de embutidos, quesos y vino, pero todos aspiraban a llevarse la txapela final y, junto a ella, los 3.000 euros en metálico y un viaje a Canarias para cuatro personas.
Pero los campeones de herrialde no estaban solos, ya que a la gran final accedieron un total de 128 parejas, clasificadas en las pruebas de cada herrialde. Después de un buen hamaiketako, degustado entre bromas y cánticos, los participantes tomaron asiento en la gran carpa instalada en el centro de Segura y dieron inicio al ritual de los buenos muslaris. Miradas serias, un ojo para recibir las señas del compañero y otro para vigilar al contrario, y una cerveza a mano para superar los malos tragos y aliviar tensiones.
En la sesión de la mañana se realizó una liguilla en grupos, jugando todos contra todos. Entre envidos y órdagos, las parejas que menos habas se llevaban a su rincón del tapete quedaban eliminadas, y los ganadores seguían compitiendo de forma casi ininterrumpida. A las cuatro de la tarde, después de la parada que se hizo para reponer fuerzas, las partidas continuaron, ahora con el acompañamiento de cafés, copas y puros.
Desde Baigorri, con 82 años
Las parejas que iban quedando eliminadas no se resignaban a irse de Segura sin dejar constancia de su buen saber, y muchas de ellas organizaron sus propias partidas con otras que habían quedado fuera de competición. Entre los eliminados se encontraba el aita de Filipe Bidart, que a sus 83 años había acudido desde Baigorri a la gran final, con una sobrina como pareja. El aita del preso político vasco era uno de los más veteranos, mientras que los participantes más jóvenes en este campeonato sólo tenían 16 años. Esta diferencia de edad muestra que el mus sigue siendo un juego muy arraigado en Euskal Herria y que el relevo generacional está asegurado. Como comentaba Beñat Otxoa, uno de los organizadores, «el póker está ahora de moda, pero pasará, y sin embargo el mus continuará».
En este campeonato ha sido destacable la presencia femenina. Entre las 128 parejas que llegaron ayer a Segura había unas 30 mujeres, y de las 16 parejas que accedieron a la fase final, cuatro eran mixtas y otra estaba formada por dos mujeres de Sunbilla que ya habían demostrado su categoría al proclamarse subcampeonas de Nafarroa.
Con más de 600 parejas, éste ha sido el herrialde con mayor número de participantes, mientras que en Zuberoa sólo ha habido una docena. Fueron pocos pero buenos, y así lo demostraron ayer en Segura, con una pareja como cuarta clasificada, aparte del aliciente que supone para ellos conocer a jugadores de Nafarroa Beherea y entablar amistades con aficionados de territorios vecinos.
A medida que avanzaba la tarde e iban quedando menos parejas clasificadas, la tensión iba siendo mayor. En la carpa instalada en el centro de Segura sólo permanecían quietas la ikurriña y las banderas de los siete herrialdes que presidían el acto, así como algunos carteles en recuerdo de Jon Anza. Todo lo demás era un continuo movimiento. La expectación sobre quiénes serían las dos parejas finalistas iba en aumento conforme pasaban las horas. El problema iba a ser que había demasiados espectadores para reunirse en torno a una sola mesa, pero los organizadores ya lo tenían previsto. Colocaron una cámara a cierta altura, por encima de los finalistas, y de esa forma la partida final pudo ser seguida a través de una pantalla instalada en la propia carpa.
Al final, la pareja formada por Ibai Esoain y Ricardo Uzkudun, de Orio, se impuso a la integrada por José Angel y José Mari Alastuey, del barrio iruindarra de Sanduzelai, por tres chicos a uno. Estos últimos se quedaron sin txapela pero se llevaron, además del correspondiente trofeo, 1.500 euros en metálico y un viaje para dos personas a las islas Canarias, lo que tampoco está nada mal.
La tercera pareja clasificada fue la formada por Asier y Maitane, de Anitz, que se llevaron 500 euros en metálico y una estancia de fin de semana en el Hotel Atxaspi, de Lesaka. Por último, la cuarta mejor pareja, integrada por los zuberotarras Lave y Bidart, se llevó un premio consistente en 500 euros y dos matrículas de año completo de euskara en AEK.
Sin duda, los diez euros que pagó cada ganador en el momento de inscribirse, como todos los demás participantes, les han salido muy rentables.
Una Federación propia
La celebración del Campeonato de este año ha supuesto un nuevo paso hacia la constitución de la Federación de Mus de Euskal Herria, requisito imprescindible para que nuestro país pueda estar representado en el Campeonato del Mundo de Mus que se celebra cada cuatro años.
«Nuestra meta no es sustituir a los campeonatos de mus que se hacen hoy en día, sino fortalecerlos, y en ese camino reivindicar nuestra personalidad y nuestro ser», explicó Mikel Luluaga en nombre de los organizadores.
Un dato que refleja el éxito obtenido es que en el campeonato del pasado año participaron 1.200 parejas, cifra que este año se ha disparado hasta las 1.800, cuando en la perspectiva de los organizadores estaba alcanzar aproximadamente las 1.600 parejas.
En años anteriores ya se habían organizado campeonatos de todos los herrialdes, gracias al trabajo de las asociaciones Ipar Hegoa y Orreaga, y en estas dos últimas ediciones se ha unido la plataforma Bai Euskal Herriari. En esta labor también ha sido clave la colaboración desinteresada de decenas y decenas de voluntarios y de asociaciones culturales y gastronómicas. Entre todos pusieron en marcha un campeonato que ha durado varios meses, ya que las primeras partidas se jugaron a mediados de octubre del pasado año.
«La verdad es que es bastante complicado organizar semejante campeonato -reconocía Mikel Luluaga-. Hay que tener en cuenta que los campeonatos preliminares se realizan pueblo por pueblo, y hay que llevar hasta allí los carteles y los premios, ya que cada participante ha recibido una botella de vino. Calculamos que este año se han jugado partidas para el campeonato en más de 300 pueblos».
También ha habido que unificar las normas del juego, pero dejando margen y flexibilidad para las peculiaridades de cada zona. Así, en los campeonatos de los pueblos se podía jugar a cuatro o ocho reyes, según las costumbres, mientras que en los campeonatos de herrialde se puso como norma jugar con cuatro reyes, pero si las parejas contrarias se ponían de acuerdo, podía ser con ocho.
Los buenos muslaris no suelen tener mayor problema para adaptarse a los reyes que haga falta. A este respecto, los organizadores recordaban el caso de la pareja campeona del pasado año, que estaba acostumbrada a jugar a ocho reyes pero demostró que también sabe jugar con cuatro. Sin embargo, este año no ha podido repetir triunfo.
Otra norma que hubo que fijar fue el de las polémicas señas, tan decisivas a la hora de ganar o perder una partida. Al final, se decidió que sólo fueran válidas las que se recogen en la página web www.euskalherrikomustxapelketa.org, desde la que se ha hecho un completo seguimiento del campeonato.
También quedará recogida con detalle la gran final de ayer, en la que las parejas que disputaron la txapela jugaron un total de ocho partidas, aunque sólo una puede presumir de que ganó las ocho.
Varias lenguas, una nación
Uno de los aspectos más llamativos en el campeonato de ayer, que se desarrolló desde las 9.30 hasta las 21.00 horas, fue ver cómo participantes procedentes de lugares muy distantes, que no se conocían de nada, enseguida entablaron amistad entre ellos, como si se conociesen de toda la vida.
La mayoría utilizaba el euskara como lengua habitual de comunicación, al igual que los organizadores. «Había jugadores que sabían sólo francés o sólo castellano. Al fin y al cabo esto refleja la realidad de determinadas zonas de Euskal Herria, pero también demuestra que es posible realizar campeonatos de esta magnitud y que Euskal Herria también existe en el juego. Además de pasarlo bien, se trata de reivindicar la propia nacionalidad mediante un juego tan simple y nuestro como es el mus», explicaba Mikel Luluaga.
La valoración final de los organizadores era muy positiva, no sólo porque el campeonato se ha desarrollado en medio de un «ambiente increíble», sino porque se ha comprobado que el sentimiento de pertenencia a un mismo pueblo está muy arraigado también entre los muslaris y que Euskal Herria es mucho más que un mero concepto vacío de significado, tal como pretenden hacer creer algunos políticos.
Después de dos años consecutivos en Segura, los organizadores adelantaron ayer que la final del año que viene se jugará en Urruña y que Iruñea será la sede de la final de 2012, año en que se cumplen cinco siglos de la conquista de Nafarroa por las tropas castellanas.
Pero tampoco se olvidan de que fuera de Euskal Herria viven muchísimos vascos o descendientes de vascos, y que el mus sigue siendo una de sus señas de identidad. Por este motivo, el campeonato del próximo año también estará abierto a la diáspora vasca.