Creo que los dos principales aspectos del debate de la izquierda abertzale son el ideológico y el estratégico. Respecto al primero la izquierda abertzale recupera principios básicos de su cultura política y militante. El apoyo unánime de la militancia a la propuesta de la dirección sitúa en su justo lugar a otras corrientes minoritarias que, en el contexto de las ilegalizaciones y como consecuencia de los problemas para poder dar un debate ideológico abierto y organizado, han intentado ejercer de lobby, en algunos casos externo y en otros interno. No entro a valorar su buena o mala voluntad pero, en esa línea, esta iniciativa ha demostrado que los estalinistas que reniegan del poder como concepto político nuclear, los anarquistas que niegan la democracia y los que nunca se terminan de implicar pero no tienen reparo en tutelar desde fuera, no pueden situarse como mainstream de la izquierda abertzale. En relación a la apuesta estratégica, la izquierda abertzale relee la situación política y realiza un propuesta de futuro en términos de cambio estructural, adaptando su perspectiva revolucionaria a la actual fase política. Su oferta no se limita a su sector sociopolítico, y propone un cambio positivo para toda la sociedad que aparque definitivamente amenazas, vetos y privilegios. El mandato de la base social es claro y no ofrece obediencia debida, sino disciplina política y compromisos, otros de sus valores nucleares.

El resto de partidos abertzales, a excepción de EA, incluso ha endurecido su discurso sobre la izquierda abertzale. Evitan así plantear cuáles son sus propuestas de futuro y, por lo tanto, cómo se sitúan ideológica y estratégicamente en este escenario. Quiebran así, además de la necesaria confianza, sus respectivos mandatos electorales. El PNV se limita a anhelar tiempos pasados, superando su particular conservadurismo con grandes dosis de nostalgia. Reivindican la anterior fase ni siquiera como base de futuro sino como objetivo a medio plazo. Pero, entonces, ¿donde queda la última victoria de Ibarretxe? Se convierte en derrota. Aralar, por su parte, se posiciona contra Loiola, contra el Aberri Eguna convocado por la red Independentistak y contra cualquier tipo de coalición a la izquierda del PNV, a la vez que equipara «paz vasca» con la disolución de ETA.

No es la izquierda abertzale la que tiene un debate pendiente.