Maite SOROA
Las angustias de Ezkerra
El peor momento de un mal escritor es aquel en el que se lanza a buscar comparaciones y describir la realidad a partir de figuras más o menos complejas.
Iñaki Ezkerra pretendía ayer en «La Razón» ejercer de escritor y le salía un churro. Fíjense qué figuras literarias.
Según Ezkerra, «lo malo de diagnosticar un cáncer ante un caso de apendicitis es que la quimioterapia no cura este último y el paciente se puede morir por no usar un simple bisturí». ¡Valiente melonada!
Y de ahí salta a la actualidad política: «Lo malo de diagnosticar una negociación con ETA sin pruebas ni indicios es que nos distrae y no reparamos en que hay errores menores que la negociación, pero con un efecto tanto o más perverso». Ya verán a dónde llega el tío.
Así nos cuenta que «las medidas anunciadas por Rubalcaba para impedir que un partido de ETA vaya a las municipales pueden ser un ejemplo. Se está presentando como prueba del algodón democrático que los `nuevos partidos' condenen la violencia. ¿Qué pasa si la condenan? ¿Qué pasa si nos encontramos con una Batasuna o una marca blanca de ETA que condena el terrorismo con una sonrisa mientras la banda sigue asesinando? ¿Va a tener escrúpulos para mentir quien no los tuvo para matar? ¿Sería una conquista democrática lograr que Drácula condene el derramamiento de sangre? ¿Le permitiríamos por ello trabajar en la Unidad de Transfusiones del Ramón y Cajal?». Éste se va a volver tarumba.
Lo que le angustia es que «si esa cínica condena se produjera, ETA superaría la barrera de las municipales aunque no hubiese negociación». Ya ven que lo que les provoca un dolor de tripas insoportable es que el pueblo elija a quien quiera. No pueden con las urnas.
Y para rematar la memez de la jornada, va Ezkerra y regresa al ejemplo infumable de la primera línea: «Esa continuidad de la banda en las instituciones no sería la prueba del algodón de que ha habido negociación. Sería la prueba de que ha habido un error imperdonable. Como el del médico que se cree infalible y confunde la apendicitis con el cáncer». Sería, simplemente, que las y los ciudadanos podemos votar a quien nos dé la gana. Y no como ahora en esa extraña «democracia».