Se acabó la andadura baskonista en la presente Euroliga. La victoria por 70-74 dio al CSKA de Moscú el punto que le faltaba en el cuarto partido de la serie que, en honor a la verdad, quedó casi decidida en Moscú. El conjunto ruso tiró de experiencia y de cuajo para remontar diez puntos de desventaja en el último período.

Por su parte, el Caja Laboral Baskonia mostró carácter y una gran defensa por momentos, lo que le permitió levantar un 11-24 en contra en el segundo cuarto. Pero junto con sus virtudes, también florecieron la inexperiencia y la irregularidad en unos últimos minutos en los que la dignidad y la casta no fueron suficiente ante la calidad de los líderes rusos, sobre todo un Holden que anotó 16 puntos en el período final. Para colmo, y aunque las quejas sobre el arbitraje no sirven de nada, no se puede obviar que varias decisiones suyas perjudicaron claramente al cuadro baskonista.

Holden cogió su fusil

Comenzó fatal el conjunto baskonista, y el 11-22 del primer cuarto presagiaba otro desastre como los de Moscú. Nada más lejos de la realidad. Jaleado por el público, emergió el mejor Caja Laboral Baskonia para infligir un parcial brutal de 27-8. Oleson ametrallaba desde la distancia y San Emeterio, -23 puntos y 30 de valoración-, hacía una demostración de jugador total.

Tras el 38-30 del final del segundo cuarto, el tercero fue casi de tanteo. En el último período, con 53-45 en el luminoso, Holden acudió al rescate del CSKA.

Los tiros del combo guard -sobre todo un «tres más uno» alucinante- hicieron mella en la moral gasteiztarra. Langdon y Siskauskas se animaron de su mano, y del 59-49 se pasó a 70-67. Ahí los árbitro se inventaron una falta sobre Langdon y dos jugadas después, Holden volteaba el luminoso: 70-71.

El triple posterior de Oleson no entró -le hicieron falta- y Siskauskas anotó un tiro libre. Con 70-72, Teletovic y San Emeterio acusaron las prisas y sus triples cayeron lejos del cesto. Demasiado castigo.