El ministro de la porra siempre tiene palmeros que le acompañen en la cantinela contra la izquierda abertzale. En Lakua, Ares le imita hasta los gestos, y en la prensa abundan los y las coristas.

Tonia Etxarri, ayer, en «El Correo Español», ratificaba a Ares en que «en el mundo de Batasuna faltan agallas para romper con su abominable historia». Yo pensaba que abominable era el Yeti...

Pero Etxarri matizaba que la sentencia de Ares era sólo «un señuelo», porque «la paralización del entorno de Batasuna no es una cuestión de agallas. No es que Otegi, desde dentro, y Rufi Etxeberría, desde fuera, tengan miedo a la dirección de la banda. No solo es eso. Es, sobre todo, el miedo a la democracia». ¡Ésta sí que es buena! Lo dicen quienes defienden el sufragio censitario, la mutilación del censo electoral y el encarcelamiento de los políticos.

Para reforzar el estrambote, la columnista de «El Correo Español» insiste en que los dirigentes abertzales padecen «un pánico inenarrable sobre la incertidumbre que les crearía un nuevo escenario de pérdida de influencia política a través de la coacción». A mí me da la impresión de que los que tienen pánico son los de Rubalcaba, precisamente a esa misma influencia política del independentismo. Que le pregunten a Ares cómo llegó a estar en un gobierno.

Como el argumento necesita más y mejores mimbres, Etxarri insiste: «en un país como Euskadi en donde la paralización de algunas obras y centrales nucleares y el desvío de trazados de autovías ha estado marcado por la coacción de las bombas, el mundo de la organización terrorista tiene miedo a que su influencia se vaya a quedar reducida a la que tiene un cero a la izquierda». La prueba del nueve sería que les dejaran presentarse a las elecciones. ¿No les parece?

Y para concluir, otro brinco en el vacío: «Se les acaba el tiempo. De ahí que tras cada detención de los terroristas, Rubalcaba les saque la consigna a modo de recordatorio: O bombas o votos». Se le olvida a la desmemoriada columnista que tanto la izquierda abertzale como la propia ETA -hace sólo unas semanas- han respondido: votos. No hay peor sordo que el que se tapa los oídos.