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Un señorito chileno retrata al servicio doméstico

«La Nana»

Es la película latinoamericana más premiada del pasado año, desde que recibiera el Premio del Jurado en Sundance. En el Festival de Huelva lo ganó todo: el Colón de Oro a la Mejor Película, al Mejor Director (Sebastián Silva) y a la Mejor Actriz (Catalina Saavedra). Pero la lista de sus triunfos en otros certámenes, como Miami o Cartagena de Indias, es interminable.

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M. INSAUSTI | DONOSTIA

La clave del repentino y vertiginoso éxito internacional de Sebastián Silva y su segundo largometraje «La Nana» está en el origen de la historia que relata la película, basada en experiencias reales vividas por el cineasta en su propia casa familiar.

«La Nana» es una descripción de cómo es ese tipo de trabajo doméstico y de las personas que lo realizan, así como de las relaciones que mantienen con las familias que les contratan dentro del condicionamiento de la diferencia de clase.

No entra, por tanto, a cuestionar la propia naturaleza de dicha profesión. Desde algunos foros sindicales del sector se le ha criticado que no lo haga, pero al igual que sucede cuando se trata la problemática de la prostitución los cineastas no están forzosamente obligados a valorar la dignidad o grado de explotación de tales trabajos.

Las que tienen que servir

Sebastián Silva refleja muy bien el servicio doméstico tradicional en los países de América del Sur, el cual está integrado dentro del éxodo rural. Lo constituyen chicas del campo que van a la ciudad para ganarse la vida, pero una vez allí se encuentran desamparadas. El medio urbano resulta totalmente hostil para ellas, por lo que el temor a perderse en el metro o entre tanta gente las hace encerrarse en los hogares donde trabajan, en funciones de lo que aquí se denomina «interinas».

Lo que muesta en un plano destacado es la dependencia emocional de esas chicas, a las que no les queda otro remedio, al verse solas y lejos de su casa, que integrarse en esa familia a la que acaban tratando como si fuera una familia de acogida. Esos lazos se hacen más fuertes a medida que van pasando los años y la fidelidad del empleado hacia sus patrones aumenta.

A veces la dependencia llega a ser mutua, porque los señores no saben arreglárselas sin su chica de confianza, e incluso le acaban cogiendo cariño. Tal aspecto estaba extraordinariamente recogido en la película argentina «Señora Beba», cuya realización por parte de Jorge Gaggero era un tanto teatral, pero gracias a las interpretaciones llenas de autenticidad de Norma Aleandro y Norma Argentina conseguía meter al espectador en ese mundo de relaciones tan cerradas que se prolongan a lo largo del tiempo, pudiéndose equiparar a la convivencia de una pareja o entre hermanos.

Raquel y Lucy

La actriz Catalina Saavedra, vista en «El baile de la Victoria», interpreta a Raquel, en un papel que le ha valido tantos premios como a la propia película. Es una chica que no tiene vida propia, y que se ha convertido en una solterona agria e introvertida después de 23 años sirviendo en la misma casa. Ese ámbito doméstico es el único mundo que conoce, y solamente en él se siente segura. Debido a ello hace la vida imposible a las otras chicas que contratan para ayudarla en sus tareas diarias, ya que prefiere trabajar más antes que ver su puesto amenazado. Es también una cuestión de celos, pues teme que los señores, sobre todo la señora, simpatice con alguna de las recién llegadas.

Su rutina laboral y vivencial es siempre así, hasta que llega Lucy, que es encarnada por Mariana Loyola. Es una chica que vale mucho, y que no sólo va a ganarse la confianza de sus jefes, sino que además va a ser capaz de vencer la animadversión inicial por parte de una Raquel, como de costumbre, a la defensiva. La llegada de Lucy va a traer consigo una ruptura de los esquemas asumidos dentro de su territorio por Raquel, a la vez que le abrirá las puertas al compañerismo y otras formas de comunicación posibles con sus semejantes, de igual a igual.

Tales comportamientos nacen de la observación atenta de Sebastián Silva, la cual arranca en la niñez. Para no perder esa perspectiva tan enraizada, el cineasta rodó en su casa familiar, gracias a lo cual cada plano de la película transmite ese verismo que sólo da la experiencia vivida en primera persona.

Los hombres que, como Sebastián Silva, se han criado entre mujeres entienden mejor la mirada femenina. «La Nana» está repleta de dicha perspectiva nada machista, que permite captar las relaciones entre mujeres en un escenario doméstico cerrado, donde los afectos y las diferencias se acentúan de modo especial. Es lógico que igualmente aflore en el director el niño que lleva dentro, y que su punto de vista transite por emociones entrañables, tal vez no compartidas desde una posición más distanciada y en otro nivel social.

Sebastián Silva se consagra con su segundo largo

El chileno Sebastián Silva es un veinteañero, a punto de cumplir los treinta, cuya precocidad le ha llevado a ser un artista multifacético. Por un lado, se dedica al diseño, la pintura, la ilustración y la cartelería. Por otro, es compositor de música y cantante, habiendo formado parte de distintos grupos como CHC, Yaia, y Los Mono. A todo ello hay que añadir su faceta audiovisual, la que en este momento más ha desarrollado, tras realizar vídeos, cortometrajes, documentales y dos largos de ficción.

En el 2007 debuta con «La vida me mata», una ópera prima rodada en blanco y negro, y en la que aborda el tema del suicidio desde distintas perspectivas que se complementan. A raíz de su formanción en el taller de guiones de Pedro Peirano, colabora con éste para desarrollar un cortometraje inspirado en las chicas que sirvieron en casa de su familia, cosechando gracias a «La Nana» un arrollador éxito internacional. La película ha tenido tanta repercusión, vía Sundance, que Lee Daniels («Precious») le ha fichado y será el productor de su primera realización en Hollywood, titulada «Second Child». Será la historia de un niño con tendencias homosexuales. M.I.

DESCRIPCIÓN

«La Nana» es una descripción de cómo es ese tipo de trabajo doméstico y de las personas que lo realizan, así como de las relaciones que mantienen con las familias que les contratan.

SOLTERONA AGRIA

La actriz Catalina Saavedra, vista en «El baile de la Victoria», interpreta a Raquel, una chica que no tiene vida propia y que se ha convertido en una solterona agria después de 23 años sirviendo en la misma casa.

Estreno

Dirección: Sebastián Silva.

Guión: Sebastián Silva y Pedro Peirano.

Intérpretes: Catalina Saavedra, Mariana Loyola, Claudia Celedón, Antia Reeves.

Fotografía: Sergio Armstrong.

País: Chile; 2009.

Duración: 95 minutos.

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