Tulsa es una de las sensaciones más amables y sugerentes que un aficionado al pop de habitación pueda encontrar. Su estilo cruza la sensualiadad de la americana con el pop indie más sencillo y directo. «Espera pálida» es su nuevo álbum, un trabajo cincelado artesanalmente con un acabado sin costuras ni astillas, aunque, de vez en cuando, las guitarras se retuerzan sobre su propio cuello.

Miren Iza nace en Donostia en 1979, aunque sus padres viven en Irun. Va al cole en Hondarribia, mientras que su padre trabaja en Basauri. A sus ocho años, toda la familia se traslada a Bizkaia, pues su progenitor está cansado de «vivir a una hora y media de sus vástagos y de su adorable mujer», recuerda Miren, quien apostilla, «ése fue mi primer trauma. Ya nada volvió a ser igual. Empecé a llevar un uniforme que picaba y vi que la vida te podía cambiar radicalmente de un día para otro».

La familia ya está en Getxo. Miren tienen dos hermanos tres años mayores que ella, por lo que pronto descubre «que había vida más allá de Marta Sánchez». Pasados los años, en el colegio coincide con Isabel y se unen como «dos imanes». Influidas también por el buen ambiente musical del entorno, montan Electrobikinis. «Después me eché un novio que tocaba la batería. Así que todo fue más fácil para empezar».

«Nuestra intención inmediata era montar un grupo como las Breeders. Dijimos: `Para después de verano tenemos que saber tocar' y así empezó la historia. Ensayábamos en el garaje de Ana, que era la única que sabía tocar la guitarra, y enseguida llegó el primer concierto, que fue en Cilleruelo de Abajo, toma ya. Ahora, cuando lo pienso, intuyo que debía de hacer bastante gracia vernos tocar en aquella época, así que no me extraña que nos salieran cosillas, tampoco pedíamos nada a cambio. Más o menos como ahora».

Viaje a Madrid

Tras el relativo éxito de Elektrobikinis, un día la banda se rompe y cada componente se expande por el universo. Ella e Isabel deciden apostar por Madrid, pero cada una por su lado. «Madrid siempre había tenido un magnetismo muy fuerte para mí. Cuando iba a tocar o de visita siempre pensaba en los grupos que andarían por allí, pensaba en Los Enemigos, por ejemplo, y en lo emocionante y trepidante que debía de ser su vida. Coincidió que mucha gente que conocía tenía la misma idea de irse a Madrid a tocar y no me lo pensé. Ahora que conozco de sobra Madrid, hago canciones nostálgicas sobre el norte, ¡ay! Como `Matxitxako'». Una preciosidad de canción que abre y sublima «Espera pálida».

El disco se ha grabado en Bonberenea, Tolosa, más económico que otros y con buenos técnicos. «Sí, esas ya son buenísimas razones. ¿Otras? Supongo que queríamos probar cosas nuevas. Y sonaba muy placentero tener un retiro fuera de Madrid para centrarnos todas las horas del día posibles en el disco. Estar juntos, cerca de la naturaleza, fuera de la gran ciudad y del ruido».

Anari colabora en uno de los cortes más ácidos, «Araña». «A Anari le conocía, tenía discos suyos, siempre me ha cautivado y ella tiene una gran amistad con Karlos Osinaga, técnico de Boberenea. Suele grabar con él. Apareció un día en Bonberenea cuando estabamos en plena grabación y le propuse que metiera una voz en un tema que estaba inacabado. Probamos varias cosas hasta que dimos con una atmósfera a lo Nick Cave que nos gustó y ahí entró Anari, era una canción que le venía muy bien a su estilo».

También participa (sólo en la versión vinilo) en una versión de Nick Cave, «Into my arms», Maite Arroitajauregi (Mursego) al celo. «Esta tía me parece un genio», concluye Iza.