Como era previsible, el programa de La Sexta, «Debate al límite» , ha desaparecido de la parrilla por falta de audiencia. Es la ley del mercado. Este programa con Mamem Mendizábal de moderadora intentó establecer un territorio para la discusión, el sectarismo, la bronca política en horario de sobremesa. Es una hora muy acotada. Tiene dueños, tanto en edad de sus consumidores como en los géneros que prevalecen sobre cualquier novedad. La propia cadena ha ido quemando posibilidades con programas de diversos contenidos, llegando hasta la parodia de los periodistas deportivos, y en todos los casos han sucumbido, y solamente se ha mantenido sin demasiados problemas con los dibujos disolventes de «Padre de familia».

La disposición de las audiencias para decantarse por un tipo de programas según el horario es algo que cuesta romper. No siempre es una postura inamovible, pero las tendencias, los números, las mayorías lo decantan de manera clara. Los programadores intentan encontrar grietas en el cemento armado con el que a veces parecen hechas las parrillas, pero demostrando en demasiadas ocasiones que pese a la existencia de un nicho de desesperados televidentes sin opción previa decantada, no son los suficientes para aguantar los programas en antena.

Pero en este caso de La Sexta nos coloca ante otra de las tendencias actuales: los programas con debate, simulacro de equilibrio entre los dos partidos mayoritarios, dedicados a asuntos directamente relacionados con lo que se entiende hoy como política de consumo interno. Dos cadenas, Intereconomía y Veo7 están ganando audiencias en la franja nocturna a base de ofrecer este tipo de tertulia tendenciosa, derechosa, en momentos al límite de lo constitucional, pero que han ido ampliando el nicho de seguidores. Ya existían, en la misma ETB, en sus dos canales, en TVE y sus «59 segundos», y hasta en «La Noria» tienen una franja que se puede considerar de la misma categoría, aunque en este caso, como es en Tele 5, buscando más directamente el escándalo, la trifulca, los insultos, el cuerpo a cuerpo o antecedentes contra antecedentes. Es mantener un estilo de cadena que les funciona.