La derrota en Son Moix no hizo sino confirmar una tendencia que se está convirtiendo en endémica: Osasuna ya no sabe lo que es puntuar lejos de El Sadar. Los de Camacho llevan tres meses sin rascar bola fuera de casa y muy bien podrían completar casi toda la segunda vuelta con tan nefasta estadística, dadas las dos complicadas salidas que les restan, en el Bernabéu y en Cornellá-El Prat.

La última vez en la que la escuadra navarra saboreó las mieles del triunfo a domicilio fue el 31 de enero, cuando visitó El Madrigal -primer encuentro de ese segundo giro- y se trajo una victoria por 0-2 del feudo villarrealense. Eran días de vino y rosas, pues el conjunto rojillo venía de encadenar dos triunfos consecutivos -Espanyol y Xerez, este último también fuera- y aún sumaría un cuarto seguido frente al Tenerife en Iruñea.

Fue un espejismo, pues a partir de entonces Osasuna no ha dado pie con bola cada vez que ha tenido que desplazarse. Por no conseguir, no ha sumado ni un mísero empate, todas sus visitas se han contabilizado como derrotas. Seis en total, ante Sevilla, Sporting, Atlético, Barcelona, Valencia y Mallorca, por ese mismo orden.

Para más inri, casi todas ellas han venido acompañadas de un raquítico balance anotador. Ejemplo de ello, sólo se han conseguido dos goles en todos esos encuentros y ambos el mismo día en El Molinón. En los últimos cuatro envites jugados, los rojillos han acabado con su casillero a cero y, a cambio, han encajado una docena de tantos.

El buen juego que comenzó a vislumbrarse ante el Villarreal y tuvo su continuidad ante Sporting y Getafe no ha traído, sin embargo, sus frutos. El equipo no se maneja mal cuando tiene que trenzar en ataque, independientemente del estadio en el que esté, pero se ofusca al llegar a los metros decisivos. Excepción hecha de la clarividencia con cuenta gotas de Pandiani, nadie del cuadro osasunista ha demostrado tener las suficientes dotes como para confiar en él de cara al marco contrario.

Números similares

Pese a esta dinámica, contrapesada por las victorias caseras, la realidad es que lo que se lleva de segunda vuelta es muy similar a lo que ocurrió en la primera. De hecho, las cifras no engañan. A estas alturas, Osasuna lleva solamente un punto menos que los que sumó contra los mismos rivales en el primer giro, 15 por 16.

Para igualar lo conseguido en los primeros diecinueve encuentros, los rojillos deberían sumar ocho puntos en los cinco partidos que quedan de aquí a la finalización del campeonato.