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Maite SOROA | msoroa@gara.net

A adoctrinar le dicen educar

A Rodolfo Ares se le está retrasando eso que llaman «Plan para la Paz» y que no es otra cosa que un intento, burdo, de manipular la historia reciente y hasta el presente de Euskal Herria para adoctrinar a las niñas y niños vascos. Parece que el PNV no le sigue la rueda en esta carrera un tanto alocada y trata de ganar tiempo.

Ayer el editorialista de «El Correo Español» y «El Diario Vasco» se ponía a la vanguardia de la defensa de ese tal plan porque, alegaba, «el terrorismo se ha perpetuado en Euskadi porque ha logrado echar raíces en la conciencia social gracias al perverso argumento de que constituye el reflejo de un conflicto histórico irresuelto». Y como esa pura constatación de la realidad le molesta para su interpretación de la Historia, insiste en que «de ahí que sea imprescindible proceder a su deslegitimación como un mal en sí mismo, inadmisible tanto moral como políticamente. Además, la perversidad del argumento se ha sustentado durante décadas en la consideración de los asesinados y heridos como si fuesen en el mejor de los casos las desafortunadas víctimas de una confrontación inevitable». Lo verdaderamente trágico es que la confrontación era y es evitable, pero de eso no quieren ni oír hablar.

Según el escribiente del Grupo Vocento, «la presencia viva de su memoria a través de sus familiares representa mucho más que un recurso testimonial y didáctico en la educación para la paz; representa la razón humana desbaratando las tupidas y a menudo sutiles redes de sinrazón que ha ido tejiendo el terrorismo hasta generar toda una ideología de la violencia». Comprueben que sólo hablan de una violencia. No hay ni ha habido más violencia, ¿verdad?

El que confesaba sin pudor el objetivo último de este invento revestido de plan era el editorialista de «El Mundo»: «la deslegitimación del terrorismo del ejecutivo de López no se construye sólo desde un planteamiento ético o moral global, sino también político, al reconocer a las instituciones democráticas como garantía de convivencia y del ejercicio de los derechos humanos». O sea, que de lo que se trata es de inculcar a los más pequeños que lo guay es lo que hay. Eso es adoctrinamiento.

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