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Pujana denuncia que la falta de voluntad política subyace en la situación de Musikene

Juan José Pujana, el veterano político y anterior coordinador general de Musikene, el Centro Superior de Música ubicado en Donostia, se convirtió ayer en el protagonista de la comisión parlamentaria en la que se trató un asunto tan delicado como el futuro de este centro de prestigio, sobre el que tanto su sustituta como la consejera de Educación, Isabel Celá, lanzaron acusaciones extremadamente duras. Celáa anunció un informe del Tribunal Vasco de Cuentas.

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Amaia EREÑAGA | DONOSTIA

A tenor de lo expuesto por la nueva coordinadora general de Musikene, Carmen Rodríguez Suso, y luego, de forma más contundente, por la consejera de Eduación Isabel Celáa, Musikene es una especie de reino de taifas, que sufre lo que Rodríguez Suso definió como «el síndrome del emperador» y en el que no se ha realizado control de gasto alguno. En suma, que resulta prohibitivo, se ha despilfarrado el dinero y hay que reducir el número de alumnos, bajar los objetivos y redimensionar su futura sede. Eso, en lo que refiere a la postura del actual gobierno; todo ello basado en críticas muy duras hacia la gestión económica de la dirección cesante, a la que acusa de incurrir en desfases presupuestarios de hasta cinco millones de euros. Nada que ver, sin embargo, de lo que se desprende de las explicaciones del anterior coordinador general del centro, Juan José Pujana, al que Rodríguez Suso sustituyó en el cargo cuando éste se jubiló. Pujana, quien pidió reparaciones para la honorabilidad del profesorado, coincide con la comunidad educativa de Musikene en su defensa del modelo de este centro puntero y puso el dedo sobre la llaga al apuntar que lo que subyace tras la postura de la consejería es la falta de voluntad política para llevar adelante el centro.

El «volcán Musikene», como lo definió el propio Pujana, ha revolucionado el mundo de la música. La demostración, la larga sesión de la comisión de Eduación que se prolongó desde el mediodía de ayer hasta pasadas las once de la noche en el Parlamento de Gasteiz, en la que comparecieron la «parte oficial» y también alumnos, profesores y quien fue coordinador general de este centro entre 2005 y 2009. La víspera se sabía que numerosas personalidades de la música han firmado un manifiesto a favor de Musikene.

En sus nueve años de vida, Musikene se ha convertido en un centro de prestigio internacional, con un profesorado formado por músicos muy conocidos en activo y un alumnado de primer nivel. Ubicado provisionalmente en el palacio Miramar de Donostia-se divide en cuatro ubicaciones y está a la espera de que se construya su sede definitiva- imparte estudios de nivel universario y es público. Con la jubilación de Pujana, saltó todo el asunto. Su sustituta, nombrada por la consejería de Celáa en octubre pasado y que era miembro del Patronato de Musikene, comenzó cesando al director artístico, José Luis Estellés, y al director gerente, Fernando Vázquez, en una espiral que siguió con dimisiones de profesores y el «levantamiento» de los alumnos, que piden su marcha.

En su comparecencia de ayer, Rodríguez Suso pidió que se rebajara el «vocabulario barriobajero» -aunque mostró algún email de profesores en su contra- y habló de «privilegios presupuestarios» de un centro «atípico desde sus inicios», con ejemplos como que, dijo, a los estudiantes de dirección de orquesta se les ponía una orquesta profesional a su disposición en todas las clases o que profesores, como el propio Estellés, facturaron a Musikene hasta 12.000 euros por su participación en el montaje de la ópera «Juan José», de Sorozabal, que montó el propio centro.

Muchas cifras a vueltas

Isabel Celáa, muy contundente, anunció un próximo análisis del Tribunal Vasco de Cuentas sobre las cuentas de Musikene, y también que, ante lo excesivo -cifró el gasto por alumno en 30.000 euros, cuando un alumno universitario cuesta 9.500 euros-, han decidido redimensionar el proyecto con un presupuesto de 7,5-8 millones de euros, una nueva dirección -la encabeza el músico Juan Carlos Pérez, ex cantante de Itoiz, cuyo nombramiento también ha provocado críticas-, un planteamiento mucho más académico con profesores de un «perfil» más bajo, una redución de plazas a 326 alumnos, cuando fue concebido para 400, y el cambio en el proyecto de la sede, que se reduce a 13.000 metros cuadrados.

En suma, que un proyecto que había sido aprobado por el gobierno anterior vuelve a ser modificado por el entrante. Como apuntaba ayer Pujana, la sostenibilidad -se acusa a Musikene de ser insostenible, cosa que él niega- «depende de la voluntad política». «Me temo que el mal ya está hecho», agregó, a la vez que explicaba una por una las acusaciones de despilfarro económico, cuando el Patronato que lo rige, y del que formaba parte su coordinadora actual, aprobó por unanimidad todos los informes presentados de una actividad que, dijo, se inspeccionaba con auditorías internas y externas de forma regular.

¿La cuestión final? Si se quiere un Musikene puntero o no.

UNOS Y OTROS

Los profesores defienden el modelo educativo de educación de «excelencia» que ha dado prestigio a Musikene y sienten que se quiere mermar la autonomía del centro. No faltaron las críticas a la coordinadora general, quien había reconocido antes que «hasta el nombramiento de la nueva directiva lo he tenido que hacer yo sola».

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