«Proclamamos sin complejos que somos hijos del rock radikal vasco»
Guitarra y segunda voz de Itziarren Semeak
Itziarren Semeak es la idea de unos jóvenes aficionados a la música que deciden traspasar la línea y convertirse en aquello que muchas veces vieron desde abajo, un grupo de música. Con escasa experiencia previa, pero con ganas de expresarse, el tren del ska echó a andar desde Mungia. Tras el barullo inicial, los principios, las bases y una demo llega «Bizkaiako golfoak», alegre y comprometido.
Pablo CABEZA | BILBO
Manex y Jebi entablan conversación sobre la música y la idea de formar una banda. Cuentan con algún antecedente musical, pero localista y fugaz. La charla se amplía con Iban, hermano de Manex, un animador dentro de la cuadrilla, así que es un buen candidato para dar la cara y ser el vocalista. «Desde el principio, la idea era formar un grupo que transmitiera alegría, ganas de bailar, humor y, sobre todo, decir lo que pensamos y lo que no nos gusta de nuestro pueblo, de este país», asevera Manex.
En agosto de 2008, Itziarren Semeak publica su primera demo. El trabajo es un encuentro instructivo con la realidad del estudio y la complejidad de toda la cadena musical. Es humilde, pero sirve de entrenamiento, ilustración y para comenzar a bregarse con el directo.
«Bizkaiko golfoak» es su primer disco. Cuidado estéticamente, digipack, cuadernillo, innegable avance respecto a la demo anterior, inspiradas composiciones, apuestas, mejor encajados los vientos, más arreglos eficaces, cuerpo y la previsión de que la banda, a pesar de no pretender profesionalizarse, puede ser una de las formaciones más populares de este y los próximos años. Y tanto esfuerzo, tan sólo a 5 euros. ¡Ah! y entrevista contestada con una claridad y honestidad como pocas veces hemos encontrado.
¿Por qué una revisión de la música hacia el pasado y no hacia el presente?
No le damos tanta importancia al estilo musical, porque le pegamos prácticamente a casi todo, menos al heavy. Cuando empezamos teníamos claro que había que aprovechar las canciones y los conciertos para reivindicar nuestras ideas y todo aquello que ocultan en los grandes medios. ¡Vivimos en un país ocupado y encima nos pretenden hacer creer que aquí hay democracia y somos libres!
Rescatan sonidos skatalíticos y un tono punk festivo; sin embargo, no han vivido directamente la eclosión de este tipo de música, en parte en los sesenta con el ska jamaicano, el punk del 77, aquí en el 82/83 y el ska del sello Two Tone. ¿Quiénes les han ilustrado?
Proclamamos sin complejos que somos hijos del RRV. Con la edad que tenemos es evidente que no lo vivimos en primera fila. Sin embargo, las canciones de esa época se siguen escuchando en los bares y txosnas por los que solemos andar. Para nosotros era algo más que un movimiento musical, ya que había un componente social y político que, en nuestra opinión, tiene que tener la música. Ahí es donde están nuestras raíces musicales y, a partir de los grupos vascos de los ochenta, hemos conocido las bandas inglesas y jamaicanas. Es decir, primero escuchamos a Kortatu y después conocimos a The Clash, Toots and the Maytals, Specials...
Superada la sana precariedad de la maqueta, ¿en «Bizkaiko golfoak» qué es lo que más les ha llamado la atención?
Nos hemos sentido músicos durante diez días. Ha sido un placer y un honor poder grabar con Kaki Arkarazo, conocer a su hijo Martxel, Koldo Soret (Surfin Kaos) y Mikel Abrego. Nos han tratado muy bien y nos han ayudado mucho porque nosotros hay muchas cosas que no sabemos, a las que no llegamos. Ellos llevan muchos años y eso se nota. Desde el momento en el que le pasamos las grabaciones caseras a Kaki, enseguida pilló por dónde iba nuestro estilo, lo que queríamos. Por eso mismo nos decidimos a ir a grabar a Garate. Las influencias de Negu y Kortatu son evidentes en nosotros y quién mejor que Kaki para que se notara. Hasta grabé una canción con la Telecaster con la que tocó en Kortatu. Y seguro que si sacamos otro disco, si se puede, iremos a Garate.
«Zutik», tradicional irlandesa, es de su etapa en Irlanda. ¿Qué le sugirió de ella o por qué está en el disco? Algunos pueden pensar que es una influencia de Bizardunak.
Reconozco que Bizardunak me encantan. Al volver de Irlanda, solía decir que me encantaría tocar en los bares como hacen en los pubs de la isla. El ambiente que se crea es cojonudo y aquí todavía no existe esa cultura de música en directo todos los días. Me enteré más tarde que había un grupo que tocaba canciones irlandesas y desde el primer momento me encantaron sus letras, música y filosofía. Pero, la idea de versionear «The foggy dew» es anterior. Al volver de Irlanda le traje un libro y un whistle a la que era mi novia con canciones tradicionales irlandesas y solíamos tocar en casa. Conocía la canción de las películas. Al principio, la idea era utilizar la melodía para un bertso. Pero le comenté a Fredi un día que se pasó por el ensayo y él se animó a meter el whistle. Después, Asier el gaitero nos dijo que tenía un bodhram y así la hicimos. El bertsolari Fredi Paya ha acertado de pleno con las letras y con la de «Zutik», ya que transmite una fotografía de Euskal Herria que también se ha repetido en muchas ocasiones en Irlanda.
«Mitoak» es una de las más festivas que tienen. Sigue, en alguna medida, la línea de la primera etapa de La Polla Records. ¿Volvemos a los tiempos del RRV?
Mucha gente nos ha comentado que esa canción suena como La Polla. Al final, las canciones suelen salir de cosas que hemos escuchado y que salen del subconsciente. Nosotros, sin embargo, siempre la hemos llamado «la irlandesa» y la idea la cogimos de los Dropkick Murphys, sobre todo en las voces. Luego la gaita, dultzaina, le ha dado un toque que nos ha encantado.
Lo vuelven a conseguir con «Guau guau». Parece que hayan invitado a Fermin Muguruza en la segunda voz.
¡Ya nos gustaría poder cantar con Fermin algún día! Sería para nosotros como cumplir un sueño. Muchas de las ideas tanto musicales como la filosofía del grupo las hemos cogido de Kortatu y Negu Gorriak. Su influencia es evidente en lo que hacemos. El que nos ha ayudado en esa canción es Kako, de Banda Batxoki. Vino a Garate sin haber ensayado con nosotros y en poco más de un cuarto de hora lo clavó. Kaki Arkarazo nos comentó tras escucharle que más que Fermin parecía el nuevo Evaristo.
Componer, arreglar, el texto... ¿cuál es la parte más dificultosa?
Para mí lo más complicado, sin ninguna duda, son los arreglos. Es lo que más me cuesta, esos pequeños detalles como pueden ser un punteo o un solo de cualquier instrumento que marcan un poco la diferencia y dan un toque distinto. En ese aspecto también creo que hemos mejorado bastante. Por primera vez en mi vida he metido un par de punteillos, que, aunque sean simples, para mí suponen un gran paso. Las bases las sacamos con bastante facilidad y también las letras. Con todas las cosas que pasan a nuestro alrededor, no es nada difícil.
Respecto al debut con la maqueta, se nota un gran avance en las voces. ¿Casualidad o había que conseguirlo?
La diferencia principal es que hemos metido muchas más horas en el local. Compramos un aparato para poder grabar las canciones y le hemos dado muchas vueltas a todo. Además, el verano pasado Ibon hizo un cursillo de canto, que al final también se nota. Ten en cuenta que nunca había cantado en un grupo y con el tiempo ha ido mejorando y aprendiendo. Tras la primera grabación, algunos nos comentaron que la voz era muy monótona, que a veces parecía que estaba leyendo. Por eso, ahora hemos intentado meter más melodía. Yo también me he quitado un poco las vergüenzas y me he atrevido a cantar.
¿Profesionales, en camino, políticamente divertidos y comprometidos?
Somos conscientes del país en el que vivimos y la música es un altavoz perfecto para denunciar, más ahora cuando las ilegalizaciones de partidos, de las ideas, las torturas y detenciones masivas, se repiten como si fuera un déjà vu. Eso no quita que hay que mantener el humor y reírse también de uno mismo. No hay que perder la sonrisa, que es lo que les jode a los que mandan. Llevamos una mala racha de quinientos años, pero todavía tenemos la posibilidad de ganar, de conseguir la independencia. Ojalá podamos escribir esa canción, más temprano que tarde y nos dejan en paz los vecinos imperialistas y sus secuaces. Nos gustaría vivir de la música, pero nos conformamos con no perder dinero.
«Vivimos en un país ocupado y encima pretenden hacernos creer que aquí hay democracia y que somos libres»
«A partir de los grupos vascos de los ochenta, hemos conocido las bandas inglesas y jamaicanas»
«Somos conscientes del país en el que vivimos y la música es un altavoz perfecto para denunciar»
«Las influencias de Negu y Kortatu son evidentes en nosotros y quién mejor que Kaki para que se notara»
Han puesto el disco a cinco euros, con cuadernillo y una excelente maquetación. ¿Existen aún los milagros económicos?
Decidimos fijar el precio en cinco euros porque, la verdad, yo no pagaría más por un disco. No suelo comprar cedés y, cuando lo hago, es de grupos conocidos. Los últimos los de Anger y Siroka. No pensamos en sacar dinero ni vender cedés a cientos, ni siquiera en recuperar el dinero gastado. Seguramente perderemos, pero, en nuestra opinión, la grabación es para que la gente nos conozca y nos llamen para tocar. Ese es el objetivo. Unai, el batería, es diseñador y muy bueno por cierto. El se ha encargado de todo eso, enseguida pilla la idea y lo que quiere transmitir y, aunque le hemos dado un poco la chapa, estamos muy contentos con como ha quedado.
La portada podría ser de Bizardunak (habría que arreglar lo de las barbas), Tijuana in Blue o seis jóvenes recuperando el poteo por Alde Zaharra...
Hay un poco de todo. Desde las ganas de mostrar un ambiente festivo como saben hacer los navarros, a enseñar que nos gusta ir de poteo. Primero decidimos que el título del disco iba a ser «Bizkaiko golfoak». Entonces, a Unai se le ocurrió que había que salir en un bar tomando algo. Antes de ir a grabar dimos un concierto en el Iratxo de Bilbao la Vieja, donde nos hizo las fotos Hodei Torres. Todo golfo/a de Bizkaia ha tenido que caer alguna vez por ahí. Es un homenaje a toda la gente que ha trabajado y ha pasado por ese bar y que ha tenido que cerrar hace poco por las multas impuestas por los perros de Azkuna. Algunos, además, los tienen «secuestrados» en cárceles españolas y francesas y les brindamos un saludo con la cerveza en la mano hasta volver a verlos libres en casa con la victoria final.
Versionean «Cuidado», letra existencial de Eskorbuto.
Nos parece la mejor letra para dejar claro a la gente quiénes somos y de dónde venimos. Que no se equivoquen. Empezamos a tocarla porque el Ayuntamiento de Maruri, pueblo en el que vivimos Ibon y yo, intentó hacernos firmar un documento en el que nos teníamos que comprometer a no sacar ninguna pancarta al escenario ni hacer ninguna reivindicación política. Evidentemente, no firmamos, sacamos una pancarta y hasta organizamos una mini manifestación de protesta por el pueblo.
P. C.