La generación de los 10 euros
Pablo CABEZA | Periodista
Habitualmente las generaciones las entendemos como conjuntos de personas que, por haber nacido en fechas próximas y recibido una educación e influjos culturales y sociales semejantes, se comportan de manera afín o comparable en algunos sentidos. Bajo este aspecto, una persona, hasta el momento de su muerte, ha podido ser parte de una o veinte generaciones, dependiendo de la capacidad para absorber el entorno e identificarse con él. La generación actual, de alrededor de los veinte o veinticinco años, no deja de sorprenderme. No sabe lo que es comprar un disco, disfrutarlo sin auriculares... No valoran el soporte, sea en una oblea (cd) o en vinilo, esas cosas grandes con surcos; el arte añadido les importa un pito, aunque sean una obra de arte, como el sonido o las letras.
No hace mucho, un músico me comentaba, a pie de escenario, que las multinacionales habían perdido la oportunidad de bajar los precios hace años y que ya era tarde, que ahora, todo bajadas y ni precio asequible ni hostias. Hoy ese músico tiene ya disco en la calle editado por un sello local al precio de unos 13 euros. El concepto caro, barato, asequible... depende de la formación social de cada uno y del dinero de que disponga. Pero 13 euros no es, ni de lejos, el precio que ese músico estaba dispuesto a pagar por comprar un disco. Si uno se pasa por una de las tiendas/distribuidoras alternativas (me fijo en DDT/Gataska o Musikherria), puede hallar decenas y decenas de discos entre los 3, 5 (muchos) y los 8 euros. En algunos bares también se puede encontrar material alternativo a 10 euros. En los conciertos se venden discos al final, por lo general a otros 10 euros. No hay intermediarios, va todo a caja. Y me sorprendo una y otra vez, porque una maqueta resulta que vale casi lo mismo que lo que ofrece un sello formal vasco o casi una multinacional. Muchos grupos se han acostumbrado al redondeo: diez parece que les suena bien; a mí, fatal y por disposición mental pertenezco a su misma generación. La física es otra cosa.
Siento ponerles de ejemplo, pero los navarros Mr. Fylyn tuvieron su disco en la cadena Fnac a 18 euros. Eso pagué. Dudo que a este precio merezca la pena sacar disco alguno, pero ahí está la hazaña. ¿Se está forrando el grupo? No, por favor, seguro que ni han recuperado la inversión realizada. Sólo son víctimas de su generación y las estilizadas manos del sistema. La paradoja de todo esto es que los músicos que protestan por los precios y bajan música gratis, porque no hay quien pague lo que marca la etiqueta de la tienda, pierden toda razón moral cuando, llegado su momento, actúan sólo por la pasta.