Anjel Ordóñez Periodista
¿Adelantarán la paga extraordinaria?
Para quien la cobra, es gran cosa la paga extraordinaria. Un alivio, porque viene a tapar agujeros o resolver entuertos que surgen de las cada vez más frecuentes y angustiosas estrecheces del fin de mes. Antaño, cuando la noche era más lúgubre, esta suerte de aguinaldo se ingresaba el 18 de julio. ¿Para sufragar las inminentes vacaciones de agosto? No, todavía no se habían inventado. Para conmemorar con el bolsillo alegre el Alzamiento Nacional. Ya saben, «el levantamiento militar, el movimiento de salvación de España, Santa Cruzada en defensa de la Fe y de la Patria» que decía la propaganda de entonces. Así, al dictado de perversas interpretaciones de la psicología conductista del pobre Pávlov, las lumbreras de aquel régimen de infausto recuerdo pretendían comprar conciencias de forma burdamente sibilina. Al peso.
Vivimos tiempos de mudanza. La española en cada balconada, la foto de Patxi López en los cuarteles de la Ertzaintza y fiesta mayor el 25 de octubre para rendir pleitesía a un estatuto autonómico que la mayoría de los vascos repudia. Por eso me pregunto si, puestos a hacer cambios, nos adelantarán a ese día la paga de diciembre. Es sólo una idea. Tiempos de mudanza, digo. Y digo más: de involución, de marcha atrás. Desandamos el camino recorrido, el que nos parecía escaso y lo era. Retrocedemos a estadios de la historia reciente en los que la imposición era la norma y la libertad una quimera. No exagero. Ni un poco. En realidad, quizá nunca nada cambió demasiado bajo la atenta mirada del águila imperial.
¿Se acuerdan todavía del «Florido pensil»? ¿Saben qué era el «seselanocaleal»? Yo se lo refresco: uno de los trucos nemotécnicos más útiles de la escuela nacionalcatólica para no olvidar que los hombres de la meseta son «se-ncillos, se-rios, la-boriosos, no-bles, ca-ballerosos y leal-es». Hoy suena a rancio, a caverna. Ahora mandan nuevas tendencias que ya no enseñan de memoria, que prefieren métodos más modernos para penetrar en el cerebro directamente por las jóvenes, impresionables retinas expuestas a la Educación para la Paz. La escuela, la bandera, la estatua ecuestre, el 18 de julio... la paz de Dios.