Representantes de LAB y de EHNE, encabezados por Jorge Zabalbeitia y Ainhoa Iturbe, hicieron un llamamiento a la clase trabajadora y a la ciudadanía para defender Enkarterri e impulsar su tejido económico, tanto a nivel industrial como en el sector agroganadero.

Las dos centrales sindicales advirtieron de que la comarca cuenta con un 13,6% de tasa de paro, la más elevada desde 1997, lo que supone en torno a 2.215 desempleados, mientras se está destruyendo el tejido industrial y cada vez es más difícil contar con suelo agrario, porque «la apuesta que hacen las instituciones para esta comarca -precisó LAB- se basa exclusivamente en la construcción de vivienda para descongestionar el Gran Bilbao, convirtiendo a Enkarterri en una comarca dormitorio».

Ainhoa Iturbe recalcó que esa amplia comarca está ligada a la producción cárnica y el sector agrario. «La cercanía con Bilbo ofrece grandes oportunidades de comercialización, con la consiguiente posibilidad de afianzar las actuales explotaciones y fomentar el empleo agrario». Sin embargo, la representante de EHNE recordó que «es necesario proteger la tierra, evitando su pérdida, porque las infraestructuras, la construcción de viviendas, estando muchas desocupadas, y la potenciación de polígonos industriales han hecho desaparecer las mejores tierras para producción agraria». En este sentido, Jorge Zabalbeitia recordó la destrucción de tejido industrial, desde la planta de Reckitt «que abrió el grifo de la destrucción, porque Pastguren se encuentra con un futuro incierto a falta de obtener financiación; Virtisú depende del suministro de energía de Pastguren, mientras que Customer Works, de Gueñes, con 344 personas en plantilla, se encuentra en proceso de cambio de empresa y el convenio estatal no reconoce la subrogación».

A estos ejemplos añadió el caso de Fabio Murga, de Balmaseda, «que está en peligro para la construcción de viviendas, o Mure, de Alonsotegi que ha perdido parte de su producción, ya que ha sido desviada a otra planta. La antigua «plomos», que fue de las mayores con 500 empleos, en la actualidad se denomina Peal Pack y Ali Pack. La primera quebró y la segunda sólo tiene 30 trabajadores y está en situación crítica». Estas empresas «están arrastrando a la crisis a las pequeñas y al comercio», denunció.