Esqui de montaña I Propuesta
Montañas de Noruega, con esquís del mar hasta la cima
El experimentado esquiador de montaña, Antxon Gorrotxategi, nos propone una visita a las desconocidas montañas del país nórdico. Un viaje que se centra en dos zonas que se encuentran en el Círculo Polar Ártico: los montes de Tromso y los Alpes de Lyngen.
Andoni ARABAOLAZA I
Las noticias que en estas páginas hemos ofrecido a Noruega han estado centradas principalmente en actividades de escalada en hielo. Pero esta vez dejaremos de lado los piolets y los crampones, cogeremos los esquís y conoceremos de manos del especialista en esquí de montaña Antxon Gorrotxategi un par de zonas del país nórdico.
Era la primera visita de este esquiador guipuzcoano que no para de conocer montañas del mundo (en estos momentos está en Alpes), y, tal y como ha confirmado a GARA, fue a Noruega casi de chiripa: «Yo me apunté a última hora. Unos colegas me propusieron ir ocho días en Semana Santa, y, sin pensármelo mucho, me apunté. Apenas teníamos información; algo de la página web de Iku. Nos enganchó, y nos fuimos a conocer las montañas noruegas».
Junto a Gorrotxategi viajaron otros grandes amantes y especilistas de esta actividad: los hermanos Gontzal y Jose Mari Ávila, Alberto Alonso, José Luis Alastruy y Kepa Imaz. Les habían contado que en las zonas que visitarían se encontarían un paraíso de nieve polvo, lugares muy bonitos, muy diferentes a los habituales... Todos esos argumentos fueron suficientes para viajar a Noruega. Y, como confirma Gorrotxategi, las previsiones se cumplieron en su totalidad: «La verdad es que todo lo que nos contaron se cumplió a rajatabla. Como era nuestro primer viaje, la idea era subir los montes más clásicos. Algo así como apostar en Pirineos por el Posets, Aneto, Taillon... Eso sí, sin ninguna idea preconcebida. Montañas que se pudieran hacer en el día. Y nos hemos dado cuenta que donde hemos estado tiene un gran filón. Te encuentras al nivel del mar, dejas el coche aparcado en plena carretera, te pones los esquís y para arriba. Había otras alternativas como pillar un barco y pasar a otra zona, pero era más caro. Y es que las zonas que hemos visitado están llenas de fiordos. No había valles como aquí, sino fiordos. Son montes de más de lomas, y no tan abruptos».
Con la información previa que tenían, los esquiadores se centraron en dos zonas. La primera, la de Tromso, con montañas de hasta 1.300 metros, parecidas a las del Pirineo navarro, con un desnivel integral de mar a cumbre y muy sencillos en general.
La segunda zona, la Península de Lyngen, se conoce como los Alpes de Lyngen. Montañas más serias que se levantan hasta los 1.800 metros de altura y con glaciares mucho más grandes que llegan casi hasta el nivel del mar.
Ocho jornadas esquiando en las montañas de Noruega con un tiempo bastante «atípico»; y es que el sol les acompañó en todas las jornadas. Según nos adelanta el esquiador hernaniarra, a pesar de estar en pleno Círculo Polar Ártico, no pasaron excesivo frío: «Como fuimos en primavera, la temperatura era más suave. Además, por allí pasa la corriente del Golfo y suaviza mucho la temperatura. Si en Oslo hacía -20º, en Tromso teníamos temperaturas positivas. Y eso que estás a 2.000 kilómetros del Polo Norte.
Totalmente aconsejable
Para empezar con la actividad, los esquiadores se presentan en los montes de Tromso, la misma isla de la que partió Amundsen hacia el Polo Norte. Allí, apostaron por tres montes con el fin de saber de qué iba la zona. Se van hacia el norte y suben el Ulstinden (1093 m) sin complicaciones. A pesar del frío, los protagonistas disfrutan de las espectaculares vistas: «Subes el monte y descubres que hay miles alrededor. El segundo objetivo fue el Tromsdalstinden (1230 m) que está encima de Tromso. Salimos desde la misma orilla del mar. Y ya con el coche fuimos hacia Lyngen, y nos hicimos con el Stormhemfinden (1240 m)».
Después de estas primeras incursiones, los esquiadores toman un ferry que les llevará hasta la Península de Lyngen. Así se presentan ante unas montañas también conocidas como los Alpes de Lyngen.
Ya rodeados de glaciares y con montañas más serias para esta práctica, suben el Fastdalstinden (1275 m). Según nos adelanta Gorrotxategi, esta zona es más abrupta que la primera: «Hay un gran contraste, un contraste muy espectacular y que llama la atención. Y es que miras a un lado y ves los Alpes de allí y al otro lado tienes el mar. Más al norte, el segundo día, llegamos hasta el Storgalten (1219 m). Fue el primer día que no heló, y así la nieve se trasnformó. Y cómo son las cosas, en su cumbre me encontré esquiadores de Ataun. Luego vino el Daltinden (1533 m), al sur de la Península. El último día nos dividimos en dos grupos. Unos fuimos al Kavringtinden (1289 m), más difícil y con pendientes de hasta 40º; y otros al Rornestinden (1041 m)».
Así acababa la primera experiencia de Gorrotxategi y sus colegas a las montañas de Noruega. No tienen duda de que ha sido un viaje que les ha llenado mucho: «En escalada si haces algo difícil te llena un montón. Aquí, en cambio, subes montes fáciles y te encuentras totalmente satisfecho. Son lugares muy diferentes a los habituales: ¡subes desde el mismo nivel del mar a una cumbre! Naturaleza total, no hay pistas de esquís, mucha nieve polvo, no hace un frío extremo... Y además tienes la oportunidad de ver el espectáculo de las auroras boreales. Totalmente aconsejable».