Jon ORMAZABAL I

Abel Barriola y Oinatz Bengoetxea llegaron apremiados al derbi de ayer en el Astelena y, gracias precisamente a su juego de aire, fue Oinatz Bengoetxea el que pudo respirar y depender de sí mismo para clasificarse para semifinales. El delantero de Asegarce se la jugará en la última jornada ante un Martínez de Irujo que todavía no tiene su billete asegurado.

Pese a que uno nació a escasos metros del otro, el juego de ambos resulta antagónico y se puede decir que, al menos ayer, el juego de aire de Bengoetxea VI se impuso al de bote, más clásico, de Abel Barriola. El campeón de 2008 es uno de los máximos exponentes del nuevo prototipo de manomanista que, jugando de aire y a sotamano limpio, impuso un frenético ritmo que terminó asfixiando a un Abel Barriola que sigue progresando pero al que todavía le falta un punto para afrontar unos duelos tan exigentes.

Como en los buenos derbis, la tensión y la dureza marcaron el comienzo del partido de ayer en el Astelena, muy por encima de la calidad. Tras dos primeros tantos larguísimos y muy peloteados, Oinatz Bengoetxea tomó el mando del partido con ese juego tan exigente con el que hizo sufrir a Barriola.

Sin embargo, el zaguero de Aspe se mantuvo en el partido gracias a los excesivos errores cometidos por Bengoetxea VI.

El mismo error

En esta fase de indefinición, Abel Barriola consiguió llevar el partido igualado hasta su ecuador, pero repitió las mismas carencias de hace quince días ante Juan Martínez de Irujo en el mismo escenario.

Además de repetirse la falta de ideas en la definición de los tantos, especialmente dolorosa resultó esa falta de saque que ya cometió ante el de Ibero y que ayer se produjo con 10-11 en el marcador. Fue el comienzo de su fin y terminó imponiéndose la frescura de Bengoetxea VI.