Se llamen peñas, comparsas o similar, el caso es que las fiestas deben de ser populares y con agentes activos que dinamicen determinados días o semanas. En Iruñea, como en casi todo Euskal Herria, el trabajo colectivo y desinteresado en favor de la fiesta (y el compromiso en ocasiones) es una labor continua y dura y para que se note o se perciba, y aquí están estos dos pedazos de días variados musicalmente y con buena pegada.

Endika Lacuey, presidente de la Federación de Peñas, nos explica cómo se liaron poco a poco en la confección del super-festival animados por la extensa historia de éste: «La verdad es que llevábamos tiempo dándole vueltas al asunto entre las tres o cuatro personas que organizamos el último festi en el año 2004. Recuerdo que tocaron Gatillazo, Habeas Corpus, Marea, Ken Zazpi y El Trono de Judas. En los últimos veinte años, a pesar de no tener una continuidad anual por diferentes circunstancias, el Festival de las Peñas ha sido un habitual en el calendario de Iruñea. Creo recordar que el primero fue en 1979, en la plaza de toros, en el que el cantautor Urko fue uno de los que actuó. Durante los ochenta se siguió organizando en el mismo recinto, con grupos que iban de Oskorri a La Polla; después La Taconera, vuelta a la plaza de toros y alguna pausa de años por diferente motivos, como la edición del disco doble recopilatorio con diecisiete grupos de Iruñea versioneando nuestros himnos. Así que después de este parón, volvemos con más ganas y fuerzas que nunca, y a falta de un concierto: un festival de dos días. No muy habitual por esta ciudad y eso, quizá, nos animó aún más».

Sin ánimo de lucro

Lo habitual en este tipo de colectivos populares es que no se busque el lucro, que lo importante sea expresar una idea de fiesta popular, formato, por cierto, que disgusta a más de un Ayuntamiento proclive al mando, ordeno y controlo. Para las peñas de Iruñea el festival pretende «ampliar la escasa oferta cultural que existe en esta ciudad. Gracias a los colectivos populares que nos movemos en torno a la fiesta, el calendario festivo es completo y variado. Por lo tanto -explica Endika-, la finalidad principal es que la gente participe y disfrute de la fiesta. Si cualquier acto de los que organizamos sale coste cero nos conformamos y si hay algún beneficio económico, lo reinvertimos en nuevos actos o actividades».

Uno de los meollos de cualquier festival es la lista de grupos. A esto se le llama marrón, pero lo cierto es que alguien (o en plural) tiene que tomar las decisiones y cerrar el cartel. Endika suda pensándolo. «Entre las tres personas que principalmente llevamos la organización del concierto, se han presentado las propuestas a la Federación. A pesar de ser nueve grupos los que participan, es muy difícil tomar una decisión. Principalmente tienes que jugar con el presupuesto, compensar los estilos, euskara, pluralidad, grupos locales... Así que las decisiones han sido complicadas, sobre todo porque no puedes meter a todos los grupos locales que existen ni dar la oportunidad a todos los que quisieras».

Con todo, ahí está un cartel plural, variado, con gancho y con capacidad para sugerir a miles de aficionados.