Pilar Távora, sigue haciendo honor a su apellido, por lo que su cine se basa en el teatro andaluz. Después de «Nana de espinas» y «Yerma», deja atrás el ciclo lorquiano para adaptar un monólogo del contemporáneo Santiago Escalante, escrito para lucimiento del actor Ramón Rivero.

La obra teatral se circunscribe a la conversación que el protagonista mantiene con la Virgen, mientras la viste para salir en procesión. Se dirige a ella como lo haría a su propia madre, y lo que le cuenta son sus sufrimientos durante el franquismo por culpa de su condición de homosexual.

«Madre amadísima» es una versión cinematográfica que ilustra esas evocaciones, pasando del monologuismo al drama de ficción repleto de personajes. Junto a la omnipresente figura materna, encarnada por Gala Évora, hay toda una tipología de los homosexuales de la época, con locas como La Titanlux o La Girasol. Frente a los que el protagonista sigue haciéndose llamar Alfredito, a modo de prolongación de la dependencia maternofilial.

La película ha resultado polémica, porque el colectivo gay ha lucha por dejar atrás las taras de la sociedad franquista, cuando se les llamaba maricones, termino todavía por desterrar. No deja de ser una memoria dolorosa.