Maite SOROA
El mosqueo de la derechona
L os gurús de la derechona hispana están con la mosca detrás de la oreja y empiezan a lanzar mensajes de alarma.
Ayer, en «El Confidencial Digital», Javier Fumero, comentarista habitual en este medio advertía que «contrariamente a lo que en él suele ser habitual, Rubalcaba lleva muchos días callado y en silencio». Y empezaba a plantear incógnitas: «Y no habrá sido por falta de temas: la desaparición de Iñaki de Juana Chaos, el traslado de Otegi, la excarcelación de Usabiaga, los graves incidentes acaecidos en varias prisiones españolas... Sin embargo, don Alfredo ha preferido callar y no hacer comentarios. Ha tenido ocasión de hablar pero ha esquivado a los periodistas. Son demasiados días y en él no es costumbre. Esto es precisamente lo que me preocupa». Más que preocuparle parece que le angustia. Ya lo verán.
Y es que cuando se empiezan a ver fantasmas por todas partes, se termina cazando moscas: «Ahora, acaban de producirse algunos hechos extraños, difíciles de entender. ¿Qué hace un señor como Díez Usabiaga fuera de la cárcel con la excusa de cuidar a una madre que no ha solicitado su ayuda? ¿Cómo es posible que Arnaldo Otegi vaya por España de celda en celda, y tiro porque me toca, hasta terminar en el País Vasco, tan cerca de casa? ¿Nos estamos perdiendo algo? ¿Existe algún intercambio de cromos pactado de antemano? ¿Volvemos a las andadas?».
Recuerda el columnista los augurios de Jaime Mayor Oreja -que en su día criticó- y sentencia: «Mes y medio después, sin embargo, comienzan a pasar cosas realmente insólitas. Y lo más chocante, como digo, es que Alfredo Pérez Rubalcaba haya optado por estar silente. ¿Estará enfadado por algo? ¿Habrá descubierto alguna maniobra oscura de la que no quiere ser partícipe? Mala señal, muy mala señal...».
También Pascual Tamburri, en «El Semanal Digital», lo escribía categórico: «Que hay movimientos de fondo no es una ocurrencia de Mayor Oreja (...) El traslado de Arnaldo Otegi a la cárcel de Martutene, la salida de Rafael Díez Usabiaga a la calle, la liberación de dos docenas de líderes batasunos... son demasiadas las coincidencias con sabor a faisán». Lo dicho: terminarán cazando moscas.