Gorka ANDRAKA | Periodista
La sal de la vida
Tres tristes gramos. Una insignificancia, una pizca de nada. «No te fijes en la pequeñez del grano de pimienta, fíjate en lo que pica», recomienda el proverbio persa. El tamaño importa. La atención que prestemos a las cosas minúsculas determinará nuestra existencia futura.
Tres gramos salados. Con sólo tres gramos de sal menos al día, los estadounidenses se evitarían cada año entre 60.000 y 120.000 enfermedades coronarias, entre 54.000 y 99.000 infartos de miocardio y de 32.000 a 66.000 trombosis y hemorragias cerebrales. La sal de la vida sale cara. Sólo tres gramos, y sólo en Estados Unidos, supondrían entre 44.000 y 92.000 muertes menos al año y un ahorro de 7.000 a 17.000 millones de euros. Los médicos recomiendan que un adulto no supere los 5,8 gramos de sal al día (2.300 mg de sodio). En Estados Unidos, los hombres consumen a diario 10,4 gramos frente a los 7,3 de las mujeres. Aquí, en Euskadi, también vamos sobrados de sal (9,7 g), aunque pasemos por un país de sosos. Con sólo tres gramos menos, una minucia, salvamos miles de vidas, rescatamos millones de euros.
Tres ricos gramos. La palabra salario proviene del pago en sal que los legionarios romanos recibían durante las campañas militares. La sal, el jornal, el sueldo, la nómina... El sostén de la buena vida. La base de nuestro inviable paraíso. ¡Más tengo, más quiero! ¿Y si renegamos del saleroso dinero? ¿Y si aflojamos su voraz ritmo? Con sólo tres gramos menos, una ridiculez, reflotamos miles de vidas, repartimos millones de euros.