El lituano Ramunas Navardauskas volvió a exhibirse y ofreció una nueva demostración de fuerza para anotarse la tercera etapa de la Vuelta al Bidasoa con final en el alto de San Marcial, mientras que el colombiano de Cafés Baqué Sebastián Tamayo salvó un día muy complicado y conservó el liderato a falta de la jornada reina de hoy.

Navardauskas tiene experiencia en equipos continentales y llegó a Bidasoa tras ganar nada menos la Lieja, en categoría sub 23, así como el Tour de Flandes, y en tres etapas ha certificado su calidad y que va un punto por delante de los demás. Otra cosa es que vaya a ganar la vuelta. Ayer, el lituano hizo unos últimos 25 kilómetros soberbios. Junto al belga Theuns y Hevia dejó atrás un grupo de 20 corredores y él sólo abrió hueco respecto al pelotón y, a la vez, reventaba a sus compañeros de fuga. En solitario, afrontó la subida final a San Marcial y por detrás apenas le recortaron ventaja. El argentino Díaz saltó del grupo delantero pero se tuvo que conformar con el segundo puesto. Su compañero en Baqué Tamayo resistió muy bien la subida final, siguió la rueda de sus rivales y conservó el liderato, aunque sus diferencias han menguado; tiene a Shilov a nueve segundos, al temible Navardauskas a 11 y a Herrada a 16. Ahora bien, Rubén Gorospe tiene una segunda bala ya que Díaz ocupa la quinta posición.

En una nueva etapa bajo la lluvia, la carrera saltó en mil pedazos en Usategieta. Baqué, sin equipo, estuvo contra las cuerdas aunque al final salvó el día gracias a que Seguros Bilbao, Froiz y los italianos tiraron por detrás para dar caza a un peligroso grupo de 20 corredores. Neutralizaron a todos. A todos, menos a tres, Navardauskas, Theuns y Hevia. El galgo lituano venció en meta, aunque se quedó a 16 segundos del liderato que asaltará hoy en la tradicional última etapa con las ascensiones consecutivas a Agiña, Aritxulegi y Erlaitz, los tres de Primera Categoría.