Habitualmente, los derbis, en cualquier modalidad deportiva, suelen ser sinónimo de tensión, igualdad rivalidad y pique. Sin embargo, el de ayer en Zurbano fue el derbi amable, el de dos equipos que prácticamente comparten sponsors, el de una afición, la donostiarra, que en lo que queda de liga se enfundará la bufanda azulgrana, como ya lo ha venido haciendo durante décadas hasta la irrupción del basket de élite en Gipuzkoa, y en esta tesitura, la victoria se la llevó el que todos esperábamos y el que más lo necesitaba.

Y es que, aunque aún le reste otro intrascendente partido, la ACB terminó, con fiesta, la pasada semana para el GBC, mientras que el Baskonia necesitaba un triunfo para asegurarse una segunda plaza que también estaba virtualmente en su posesión tras el gran triunfo en Vistalegre. Así las cosas, apretando cuando le fue estrictamente necesario, la esperada y deseada por casi todos victoria baskonista nunca corrió peligro y terminó siendo escandalosa con los seis triples de Pau Ribas en el último cuarto, que quizá escocieron a la parroquia guipuzcoana que, no obstante ya venía curada de espanto tras el bochorno de Pucela en un duelo mucho más trascendente.

El Baskonia saltó a la cancha con la firme intención de dar continuidad a su buen partido de la semana pasada ante el Real Madrid y enseguida abrió hueco gracias a su conexión brasileira. Bien en defensa, con el base afianzándose en la dirección y tomando responsabilidades en ataque y el pívot dando clinics en el juego al poste bajo, los baskonistas se fueron 20-9 en el marcador al término del primer cuarto, con los guipuzcoanos acusando la diferencia de calidad y su mucha menor intensidad y necesidad.

Debut de Palacio

El segundo cuarto, en el que Ivanovic aprovechó la bonanza del marcador para dar sus primeos minutos a Milton Palacio y comenzar el carrusel de cambios, fue el único en el que la superioridad local se vio amenazada, con Miralles y Panko acercando a los suyos a cuatro ante un Baskonia que perdió consistencia en rotaciones largas.

Sin embargo, la vuelta a cancha de Splitter y de un Marcelinho que volvió a irse al descanso con otro triple imposible desde medio campo, puso las cosas en su estado natural.

En la reanudación, el hasta entonces apático Mirza Teletovic acaparó protagonismo en tareas ofensivas, mientras que, poco a poco, el equipo de Pablo Laso comenzó a dejarse llevar, ya que el intercambio de canastas en el que se convirtió el tercer cuarto no le era nada favorable para tratar de limar rentas.

Una zona, que tantas veces se le ha atragantado al Baskonia, fue el último cartucho empleado por Pablo Laso, pero el excelso acierto exterior de Pau Ribas, con cinco triples, hizo saltar por los aires el último recurso del GBC, que cayó con estrépito.