Raimundo Fitero
Estigmas
Una duda muy razonable: La recomendación de Patxi López a los parlamentarios para que vieran más «Vaya semanita», ¿es lícita, legal, adecuada, objetiva, ayuda o estigmatiza al programa? Una constatación: coincide en el gusto con los programadores de una cadena privada berlusconiana que también lo emite en una de sus canales digitales subsidiarias. Esta oferta de humor castizo tiene una deriva artísticamente muy pobre, sus guiones parten casi siempre de buenas ocurrencias, pero su plasmación lo deja todo en un mal gag. La recomendación, es, sin duda un estigma. Lo han marcado públicamente. De entrada tiene segura su continuidad mientras dure el bipartito españolista.
Los estigmas televisivos marcan de manera subrepticia, pero son en ocasiones insuperables. Pongamos el CQC actual con mujeres reporteras, ¿tienen por encima de ellas haciendo muchas sombra los antecedentes masculinos o su desinfle es producto de su propia configuración? Las bromas sobre rubias, aunque las hagan mujeres inteligentísimas que hayan logrado ese tono capilar a base de química, empiezan a ser obviedades, cansan y abren la puerta para los comentarios machistas y hasta xenófobas. Basta ya de hacer un seudónimo de rubia y tonta. Basta ya de que las rubias admitan la bromita y la asuman interiorizándola. Ojo. Mucho ojo. Por ahí se empieza.
Lo cierto es que se trata de una producción muy similar a otras ocasiones, con la misma estructura, con una mesa muy similar en el estudio presidida por tres mujeres que demuestran de sobra su capacidad para conducir el programa, para colocarse en muchas ocasiones por encima de los guiones y las circunstancias y de darle continuidad con mucha marcha. Pero en su conjunto parece una parodia. Es algo indefinible, pero sentíamos la ausencia de algo intangible. Puede ser que los años pesan sobre la fórmula, que en este tipo de programa o se va a saco, a herir, a molestar, o se queda en muy poco. Algo sucede, la cadena en derribo, el horario extraño, aunque recordemos que fue en el que la primera edición con Wyoming encontró su gloria. En fin, podríamos asegurar que es cuestión de intención, de tono. Y de convicción.