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Análisis | Euroliga 2009/2010

Un campeón exquisito que brilla y da esplendor al campeonato

  Xavi Pascual y Creus han gestionado al Barcelona como nadie: Rubio, Mickeal, Ndong, Lorbek, Morris... un equipo pétreo y ágil al mismo tiempo que ha ganado por ser el mejor.

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Arnaitz GORRITI

La Final Four ha hecho justicia con el Barcelona. El conjunto azulgrana cumplió los pronósticos tras una temporada grandiosa. Partizan ha dado una lección a Panathinaikos y Olympiacos que se puede ser competitivo sin gastar una millonada. Demasiadas sombras en el Baskonia.

Ser favorito es una responsabilidad. Todo el mundo asume que el favorito tiene la mejor plantilla y que por ello debe ganar. Los rivales se le enfrentan sin presión, amén de particularmente motivados. Ante rivales del nivel y la experiencia de la Euroliga hace falta estar muy mentalizado, sobre todo si se especula con el nombre del principal candidato desde ocho meses antes. El Barça lo ha demostrado, asumiendo y cumpliendo con su papel de favorito hasta el punto de no dejar lugar a dudas: han ganado porque han sido los mejores.

Pero el mérito culé no está sólo en colmar las expectativas, sino hacerlo a su manera. Tras avasallar en las dos primeras liguillas, el Real Madrid le hizo sufrir, evitando que reboteara y corriera, pero Rubio y Navarro lo sacaron de aquel atolladero. El CSKA logró hacer una semifinal trabada, pero los de Xavi Pascual echaron mano de una defensa más dura incluso que la de los moscovitas, mientras en ataque, la clarividencia de Rubio facilitaba las cosas. Ya en la final, el Olympiacos no llegó a poner en aprietos a unos blaugranas que, con Navarro y Mickeal de jefes, deleitaron a su afición con un triunfo donde la brillantez se unió a la eficacia.

Merecen especial atención Xavi Pascual y Joan «Chichi» Creus. Con sus casi infinitos recursos económicos, los responsables de la sección de baloncesto culé han dado en el clavo en sus fichajes. Apostaron por Ricky Rubio y éste, pese a su polémica salida de Badalona, les ha respondido de maravilla; supieron «cazar» del CSKA a Lorbek y Morris, a Mickeal del Baskonia y Ndong de Unicaja. El resultado es un equipo físicamente pétreo, pero ágil al mismo tiempo, dirigido por un Xavi Pascual que se ha hecho un hueco entre los grandes. Fiel a sus ideas, el de Gavá ha superado a Messina, Giannakis y cía.

Pero hay que reconocer que esta Euroliga ha tenido más sombras que luces. Varios favoritos han pinchado alarmantemente, como el equipo campeón de 2009, el Panathinaikos, que volvió a jugar a un nivel ínfimo. Obradovic quiso fiarse una vez más de su juego de continuaciones y pases extra, pero sus rivales ya se lo conocían y ya no había efecto sorpresa, ni el nivel de jugadores como Jasikevicius es el de sus mejores días. Sólo la insistencia de los Gate 13, los ultras del PAO, que literalmente entraron en el parking del equipo al asalto, evitaron la dimisión del técnico serbio tras una derrota contra el Maroussi.

A pesar de llegar a la final, tampoco se puede decir que Olympiacos haya hecho un trabajo mucho mejor. Teodosic y Childress se han mostrado muy mejorados, al igual que Big Sofo Schortsianitis, y la llegada de Kleiza ha conseguido abrir el campo para lucimiento de sus penetradores. No obstante, todo ese talento ha vivido con un perpetuo corsé, el que impone el propio Giannakis, poco amigo de jugar a la carrera, a pesar de tener mimbres para poder imponer otro ritmo. Al final, ha primado lo que mandara Papaloukas, que está muy bien, pero Theo tampoco es el de 2006.

¿Y qué decir del Real Madrid? La llegada de Ettore Messina a la casa blanca disparó la ilusión merengue, pero los múltiples cambios en su plantilla, de roles de jugadores que pasaban de la titularidad al ostracismo y viceversa -Lavrinovic, Velickovic, Kaukenas...- le ha quitado continuidad. Su derrota en casa frente al peor Maccabi en muchos años -al que Gershon ha sacado petróleo- lo condenó a jugar el cruce de cuartos ante el Barcelona. Ahí fue en el que los blancos descubrieron que en su nómina hay un tal Ante Tomic, un pívot croata que, si sigue su progresión, se codeará con la élite mundial en no más de dos años. «¡Y Messina lo volvió a hacer!», dijeron cuando el Real Madrid ganaba en el Palau Blaugrana. Pero aquello sólo fue un espejismo en medio de una temporada demasiado errática.

Luces viejas, luces nuevas, por parte de CSKA y Partizan. La crisis económica ha llegado hasta al equipo del Ejército Rojo: Messina, Lorbek y Morris fuera y Smodis lesionado casi todo el año. El técnico Evgeny Pashutin tiró de sus «siete magníficos» para colarse en la Final Four y dar guerra al Barcelona. Pashutin ha demostrado ser un gran estratega, que rota con criterio y nunca pierde la cabeza. De su mano ha explotado Khryapa, logrando éste el título de mejor defensor de la Euroliga, y Kaun se ha hecho hombre.

Mientras, en Belgrado temblaban por la salida de Velickovic, Tepic o Tripkovic. Pero Pedrag Danilovic desde los despachos y el veterano Dusko Vujosevic desde el banquillo han logrado que los sepultureros volvieran a una Final Four: McCalebb, Vesely, Kecman, Roberts, Maric... jóvnes aunque muy bien preparados. Un improvisado alley oop de Childress evitó que se colaran en la final. ¡Lástima que sus mejores hombres volverán a írseles al final de temporada!

Una Euroliga para olvidar para el Baskonia. Si el Partizan ha sabido gestionar bien sus mil y un cambios, no se puede decir lo mismo del Caja Laboral Baskonia. Sólo un milagroso final ante la Cibona evitó que los de Ivanovic cayeran en el Top 16 y el CSKA de Moscú fue demasiado superior, sobre todo en los partidos de Atenas. Por lo demás, jugadores como San Emeterio o Barac han dado pasos adelante, pero la prolongada ausencia de Splitter, la baja forma de Oleson o la irregularidad de los bases han hecho que la Euroliga 2009/2010 baskonista haya sido casi para olvidar.

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