ANÁLISIS | ELECCIONES EN RENANIA DEL NORTE-WESTFALIA
Empate técnico oneroso para Merkel
Está claro que el Gobierno de coalición de CDU-FDP es el gran perdedor. La canciller ha virado y comienza a poner tierra de por medio con sus socios liberales y privilegia una gran coalición con el SPD en Düsseldorf. Y es que tanto Verdes como Die Linke se han convertido en bisagras.
Ingo NIEBEL
Las elecciones en el land de Renania le han hurtado la mayoría en el Bundesrat a la canciller, Angela Merkel y a su coalición. Su formación, la CDU, sufrió un duro castigo pero tampoco el SPD está para echar cohetes. Ambas formaciones firmaron un empate técnico que augura un difícil proceso de negociación para dotar al Estado más poblado de Alemania de un Gobierno estable.
Merkel reapareció ayer ante las cámaras de TV después de haberse atrincherado toda la noche en su Cancillería celebrando una «reunión de crisis». pero no por la debacle electoral sufrida a orillas del Rin, sino «para salvar el euro». La presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) hizo algo que sus críticos internos estaban exigiendo desde hace tiempo: puso a su socio de Gobierno, el partido liberal (FDP), a raya, anunciando que no va a reducir los impuestos dentro de los próximos dos años. El presidente de los liberales, Guido Westerwelle, por su parte, ministro de Exteriores y vicecanciller, no cuestionó esta vez la autoridad de Merkel, sino que ahora se muestra abierto a un compromiso respecto a la que había sido su promesa principal ante las elecciones nacionales de 2009.
La nueva claridad que reina en Berlín entre los socios de gobierno es resultado de lo ocurrido el domingo en Renania del Norte Westfalia. Quizás Merkel y Westerwelle podrían haber evitado el desastre dejando las cosas claras antes, porque ahora han perdido su mayoría en la Cámara Alta. Ambos reconocieron ayer que no habían respaldado «o suficiente» a los respectivos comités regionales. Paralelamente, han aumentado en ambos partidos tanto los problemas internos como los extenos a la hora de crear un Gobierno viable en Düsseldorf.
Que Westerwelle dé marcha atrás a su reducción de impuestos es una consecuencia directa de los comicios porque teme el ocaso de su participación en el poder después de tan sólo siete meses de bipartito. El domingo, el FDP logró mejorar sólo en 0,5 puntos el resultado de hace un lustro, y eso con una participación más baja. «Amargura» es la palabra más utilizada por Westerwelle. Los 6,8 puntos suponen para él - especialmente por su discurso elitista contra los desempleados- un frenazo en seco, porque el FDP pensaba repetir los 15 puntos obtenidos en las elecciones europeas y nacionales de setiembre pasado Además, el 68% de los renanos está en contra de que se bajen las impuestos, tal y como lo ha estado exigiendo Westerwelle a pesar de tener las arcas vacías y la negativa rotunda de la CDU.
El partido de Merkel cayó en picado, unos diez puntos, del histórico 44% logrado en 2005, quedándose en 34,6 puntos, el peor resultado jamás obtenido. Por 0,1 puntos -o 6.200 votos- sigue siendo la fuerza más votada por delante de los socialdemócratas. Después de la breve declaración de rigor no se ha vuelto a ver en público al ministropresidente en funciones, Jürgen Rüttgers. Las encuestas descubrieron que una creciente falta de credibilidad había sido la razón de su debacle después de que la CDU regional se viera involucrada en varios escándalos de financiación ilegal. Su partido no supo reaccionar debidamente ya que dos dirigentes se contradijeron públicamente sobre si Rüttgers había presentado o no su dimisión.
«El SPD ha vuelto», exclamó su candidata principal Hannelore Kraft, e igual de triunfalista se mostró el presidente de partido, Sigmar Gabriel, el domingo por la tarde cuando el recuento les daba todavía la mayoría de votos. Ambos obviaron que los socialdemócratas bajaron 2,5 puntos, hasta el 34,5%. La pérdida se traduce en unos 400.000 votos y en 7 escaños. El SPD se benefició de los errores de la CDU pero no está retomando fuerza en su antiguo feudo. Al contrario: Ha vuelto a ceder 70.000 votos al partido socialista Die Linke (La Izquierda).
Esta formación logró entrar por primera vez en el Hemiciclo, aunque sea por la mínima, con 5,6 puntos. Aún así, el jefe de su grupo parlamentario en Berlín, Gregor Gysi, se mostró muy contento porque «sin Die Linke no se podrá hacer nada». El hecho de que los socialistas estén en el Parlamento confirma que en Alemania se ha establecido un sistema político compuesto por cinco partidos. Aún está por ver si Die Linke va a jugar un papel en la formación del nuevo Ejecutivo en Düsseldorf .
Histórico es el resultado de los Verdes, que han duplicado su porcentaje (12 puntos) y sus escaños, pero son unos ganadores sin poder porque por un solo escaño no le salen cuentas ni con el SPD ni con la CDU.
Si todos los políticos se mantienen fieles a sus promesas las opciones más viables son o una gran coalición de los dos partidos mayoritarios o un Ejecutivo del SPD con los Verdes, tolerado por Die Linke. No obstante, Kraft insiste en que los socialistas «no son aptos ni para gobernar ni para entrar en una coalición». Por contra, su correligio- nario Rudolf Dreßler propuso sondear si puede ser posible una cooperación «sobre contenidos comunes». El lunes, salían primero los Verdes mostrando cierto interés por hablar con Die Linke. La alternativa a esta variante SPD-Verdes-Linke sería aliarse con los liberales. En la campaña, el FDP había excluido tajantemente esta opción, así como también la de un tripartito con la CDU y los Verdes.
Ante los movimientos de los ecologistas, la CDU invitó al SPD a formar una «gran coalición», algo que muchos alemanes desean a nivel nacional. No obstante, cuenta con dos problemas: Kraft reclama la Presiden- cia del Gobierno regional y la gran coalición conlleva el riesgo de que el SPD vuelva a parece como un copia barata de la CDU. A cambio, el tripartito roji-verde-rojo llevaría a una polarización e incluso a cierta inestabilidad, porque Die Linke aún no ha terminado su proceso de consolidación política e ideológica. Por lo tanto, el resultado de Renania tendrá una doble influencia en su congreso nacional del fin de semana.
La participación en las elecciones en Renania del Norte-Westfalia alcanzó un 59%, cuatro puntos menos que el 63% logrado hace cinco años.