Llenando las calles de Lisboa, decenas de miles de personas ofrecieron una cálida bienvenida al Papa de la Iglesia católica, Benedicto XVI, mostrándole su apoyo mientras con- tinúa el incremento de las denuncias por pederastia contra sacerdotes.

«¡Viva el Papa!», gritaban los fieles reunidos ante la Nunciatura, residencia de Benedicto XVI durante su estancia en Lisboa, y ante el monasterio de los Jerónimos, donde se celebró la ceremonia oficial de bienvenida por parte del presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva.

«Queremos mostrar nuestro apoyo al Papa, mostrarle que es bienvenido a Portugal», afirmaba Paulo, un estudiante de Ingeniería, vestido con una camiseta naranja con el nombre de Benedicto XVI impreso al dorso.

Para Álvaro Patricio, un jubilado de 66 años que recitaba sus «Ave María», detrás de las denuncias de pederastia «se encuentra el demonio».

«Quiere poner a prueba a la Iglesia. La Iglesia siempre ha recibido ataques a lo largo de la historia. No hay que olvidar que la Iglesia está compuesta por hombres imperfectos, pecadores», declaró.

«Hay mucha confusión en el seno de la Iglesia. Espero que todo esto pase», señaló Maria da Saude, una mujer de 85 años que se apoyaba en su bastón mientras espera que pase el Papa.

Tras el acto en los Jerónimos, Benedicto XVI, escoltado por gendarmes a caballo, se dirigió al Palacio Presidencial mientras los fieles le aclamaban.