L eía días pasados en «La Razón» que, a la luz de un trabajo realizado por la Universidad de País Vasco, «demuestra que la población `euskalduna' tiene rasgos genéticos propios, distinguibles del resto de los europeos» y el dato -que tampoco sorprende- le daba pie a Ildefonso Ussía para, en el mismo medio, manipular lo que dice ese estudio y, de paso, hartarse de escribir melonadas.

Según Ussía, «el desenlace del estudio ha resultado decepcionante. Ni raza vasca ni nísperos. Se han advertido una serie de peculiaridades curiosas -como en algunos habitantes de Escocia, Malta, Cerdeña y el norte de Italia-, pero nada más». Comprobarán que dice lo contrario a lo que aseguraba el mismo diario en que escribe.

También en la información de referencia de «La Razón» se decía: «Las conclusiones demuestran además que los (vascos) oriundos de las provincias españolas y los de las francesas tienen la misma similitud en su ADN y forman, pues, un grupo homogéneo». Pues bien, va Ussía y nos cuenta que «para colmo de males, se demuestra que entre un vasco español y un vasco francés hay muchas más diferencias que entre un vasco español y un valenciano o un murciano. Es decir, que a lo sumo que puede aspirar el nacionalismo vasco es a la pureza de una racita o razuela». A mí no me angustian mucho estas cosas de la raza, pero a Ussía parece que sí, que le pica.

Y así, picado, picado, escribe memeces a chorromortero. Lean, lean: «Tengo amigos con ocho apellidos vascos que suplantarían a la perfección a Curro Jiménez en Sierra Morena (...) La raza vasca perdió consistencia y sentido cuando los montañeses empezaron a ganar a los vascos en las regatas de traineras». Y todo en ese plan.

Y a partir de la manipulación cutre que acabamos de leer, Ildefonso Ussía hace propuestas: «Si no hay raza, ¿para qué celebrar el `Aberri Eguna' (...)? Demostrada la inexistencia de la raza vasca, celebrar el `Aberri Eguna' es como festejar en la España actual el `Día de la Creación de Empleo'. Y si ha quedado resuelto que un vasco español se parece más a un valenciano que a un vasco francés, lo que tienen que hacer los vascongados, desde ya, es celebrar las Fallas». Pobre hombre.